El campo comprende un amplio abanico de actividades a lo largo y ancho del país. Emplea a una cuantiosa mano de obra y moviliza a las economías del interior. Se trata de uno de los sectores más dinamizadores, al cual el Gobierno apuesta para que encabece la salida de la crisis. Para que eso suceda, los ruralistas piden trabajar en un programa de medidas que mejoren la competitividad, ya que afecta a la misma el complejo escenario político, social, económico y cambiario, que se ha profundizado con el coronavirus.
Si bien en general la palabra “campo” suele remitirse en gran medida a la producción de granos o de ganado bovino, tanto por una cuestión histórica como por su importancia en la generación de divisas, la realidad es que existe una variada cantidad de producciones, que en algunos casos están delimitadas en pequeñas porciones del territorio nacional, con una gran importancia en el entramado económico y social del país.
Infobae realizó un seguimiento de todas las actividades para poder conocer cuál es la actualidad de este amplio entramado productivo, con datos estimados al presente mes y que fueron aportados por Coninagro, una de las entidades de la Mesa de la Enlace.
Al respecto, la asesora económica de Coninagro Silvina Campos Carles, consideró que las economías regionales que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad ante estos factores son las que están mayormente atadas al mercado interno o que no tienen la capacidad de coordinar una oferta estable que no genere volatilidad en los precios o sobrecarguen al mercado con sus productos, en un contexto de crisis económica agravada por la pandemia de coronavirus y una constante suba de costos.
“A nivel general las economías regionales de consumo interno están en la cuerda floja. Hay un mes que tienen buenas ventas, ya sea porque el consumo se recuperó o abrió alguna actividad o por stockeo, pero, en general, los volúmenes de ventas están tan bajos que generan sobreoferta, con baja de precios y costos siempre subiendo”, explicó la economista a este medio.
A partir de esto ejemplificó con las hortalizas: “En el caso de los tomates o el morrón que los precios están por las nubes o, por el contrario, la papa que está con precios planchados. Existe una volatilidad de que un mes sube el precio 300% y al otro mes baja. Eso sucede porque no hay mucha coordinación para mantener una oferta estable. Hay muchos volúmenes que son estacionales, en otros hay una ventana de exportación y al otro mes se registran faltantes”.
Otros factores que afectan a las diferentes producciones, son la falta de precipitaciones en el centro y norte del país, y los elevados costos dolarizados que deben enfrentar los productores.
Producciones en crisis
En los primeros dos casos, el impacto de la pandemia y los problemas climáticos provocaron indicadores negativos. Si bien son dos actividades diametralmente diferentes, tienen dos puntos en común: la gran mayoría de su producción se exporta (en el caso de los ovinos, la lana) y su comprador es la industria textil, que todavía hoy sufre las consecuencias de la pandemia. Esto se reflejó en las abruptas caídas de sus ventas al exterior, que en el caso del algodón fue del 48% en el último año y de ovinos del 45 por ciento.
En el caso de la leche el problema surge del nulo movimiento de los precios y una baja en el consumo, conjugados con una mayor producción y una suba en los costos. Al respecto, la economista explicó que “los precios internos están planchados y el valor generado de la cadena está bajando, porque el consumo quedó estable a un nivel bajo, pero consumiendo productos con menor valor, como la leche fluida o queso cremoso, básicamente porque la gente no tiene plata. A eso se le suma un buen otoño con producción de leche y que las industrias no salen a pelear precio, quedando el valor congelado a febrero”.
Producciones con problemas
En el amplio espectro de las economías regionales, hay ciertos sectores que atraviesan problemas en su actualidad, aunque los mismos no son tan severos como para considerarlos en crisis y que, incluso, comienzan a mostrar mejoras en sus principales indicadores.
Tal es el caso del arroz, actividad que se concentra en litoral argentino, que muestra una mejora en sus precios internos debido a un incremento en el consumo, como así también, se registró una suba en los valores internacionales, aunque “acá todavía no mejoró tanto”, indicó Campos Carles y agregó: “El precio no despegó, pero mejoró un poco y mejoró el panorama a los productores”.
Caso similar ocurre en el sector aviar, donde hubo una mejora en los precios del pollo y una reactivación en las exportaciones que fueron frenadas por la pandemia, en especial, a China.
La actividad forestal, que se concentra parte en la Mesopotamia y otra parte en Neuquén, comenzó a mostrar signos positivos tras la reanudación de exportaciones, que fueron frenadas por la pandemia. «La mayoría de las ganancias vienen por exportar tablones para la construcción o pasta para papel. Esto venía planchadísimo hasta agosto, que empezó a mejorar de a poco”, señaló la economista.
Respecto a la papa, que se produce principalmente en el sudeste de Buenos Aires y en zonas de Córdoba, el principal problema se ubicó en la sobreoferta y en la caída de los precios, que “solo en agosto bajó un 18%, con los costos casi a la par”.
Por el lado del vino y el mosto, que si bien tiene su fuerte en Mendoza y San Juan, también se produce en otras provincias cordilleranas e incluso en Buenos Aires. Las señales positivas comenzaron a aparecer, con un aumento del precio al productor del 14% respecto a julio, el aumento de los reintegros y una caída en el stock, lo cual “está mejorando la situación del sector».
El caso de la yerba, que se produce en Corrientes y Misiones, es singular. Según explicó la economista de Coninagro, “es una de las pocas producciones en la que tenés que pedir permiso para plantar más, porque si lo haces producís sobreoferta y caen los precios. La sequía provocó una merma en la producción del 4% y se empieza a importar de Paraguay, porque no alcanza y eso está presionando mucho al alza los precios”.
En cuanto a los granos, subieron los precios internacionales y los valores pagados al productor, aunque la sequía afecta a los cultivos en el norte y el centro del área agrícola y se prevé recortes en la producción.
Producciones con signos positivos
En este aspecto, hay varias producciones que presentan números positivos en sus principales índices. Tal es el caso de la ganadería bovina, con subas en los precios, mayor faena y aumento en las exportaciones, aunque presenta una retracción en el consumo interno del orden del 10%, según Coninagro.
Por el lado de los cítricos dulces, que se producen en el Litoral y el NOA, se registró una suba de precios del 10% en agosto respecto a julio y del 156% interanual, aunque la producción sufre las consecuencias de la sequía. Siguiendo con las frutas, las peras y manzanas provenientes en su mayoría del Valle del Río Negro, tuvieron una recomposición en precios, producción y exportaciones. En este sentido, Campos Carles indicó que “hace años que venían mal, pero ahora los precios mejoraron y se están transfiriendo a los productores. Hubo una clase de rebote que ya viene hace cuatros meses”.
En el caso de la mandioca, que se produce casi exclusivamente en Misiones, los indicadores se mantienen positivos hace meses. Uno de los principales factores de su estabilidad es la caída de las importaciones de Brasil y Paraguay, los cuales compiten directamente con el producto argentino. Cabe mencionar que la harina de esta raíz es un importante componente de algunos alimentos, como por ejemplo, de los encurtidos.
En la miel, a pesar de los efectos negativos que produce la sequía en la actividad, los precios y las exportaciones siguen subiendo. En agosto se reportó incremento en el precio pagado al productor del 11% respecto a julio y del 108% si se toma en cuenta la comparación interanual. Asimismo, la exportación subió 9% en los últimos 12 meses.
Para el sector porcino, el incremento de las exportaciones y de los precios pagados a los productores pudieron revertir “tres meses malos sin poder vender la producción”, destacó la economista y agregó: “Sin embargo, se volvieron a abrir las exportaciones a China con mejores precios. Además, habrá que ver cómo se recompone el consumo interno”.
Con respecto al maní, cultivo cordobés por excelencia, el sector “viene viento en popa. La actividad funcionó a la perfección. Este es un cultivo carísimo de hacer, con un costo tres veces superior al maíz, pero se han asegurado muchos mercados en años anteriores, así que ahora está saliendo el maní con buen precio y costos estables. Si bien hubo una menor producción, la exportación lo compensa”.
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