La invité a que preparara un mate, y me dijo que sí, puso el agua a calentar antes de que nos tomáramos un tiempo para charlar. Para mi es habitual y casi indispensable tomar un mate para conversar con tranquilidad, sobre todo cuando me proponía la tarea de conocer un poco más a Sasha Yanez Hoogland, una joven venezolana que desde el 2014 vive en la Argentina. Para relajarnos un poco, y poder introducirnos un poco más en su mundo, le pregunté que más le atraía de nuestro país gastronómicamente hablando, «el asado gana fuerte, podría estar comiendo asado todo el día» confenzó, aunque también reconoció que las milanesas «son un camino de ida», y si bien no se siente del todo atraída por el dulce de leche, si tiene un potecito por ahí, también lo come.
Sasha nació en Caracas, la capital venezolana, sus abuelos maternos ambos eran europeos y llegaron al país hace muchos años, su abuelo holandés y su abuela de Bélgica, su madre nació en Venezuela y su padre venezolano de pura cepa. Creció en un lugar rodeada de montañas y del otro lado el mar, «es una ciudad súper linda con el clima cálido durante todo el año, creo que es una de las cosas que más extraño 25 o 30 grados todo el año y en diciembre a diferencia de la Argentina baja la temperatura, entonces el otoño me recuerda mucho a esa época del año de Caracas, todavía añoro no tener que ver el clima, te levantas y todo el año es igual, si llueve cuarenta minutos con toda la furia y luego tienes un sol hermoso, y no tienes que pensar si puedes o no ir a la playa».
La escuela, el deporte como formación, los primeros amigos
Sus primeros años de formación académica las atravesó en un colegio alemán «fui al mismo colegio que mi mamá, se repitió la tradición, fue un colegio que me abrió muchísimas oportunidades y que aún sigue operando como colegio bilingüe. una de las cosas que más me gustaban era que estaba pegado a la montaña, era súper natural y muy lindo”.
Cuando se trasladó a esa época de su vida recordó que tenía tres muy buenas amigas, y que fue un momento que le permitió conectar con el deporte «fue una época hermosa, actualmente estamos todos dispersos por el mundo, de esta promoción de alrededor de cuarenta chicos solo quedan cinco en Venezuela, tengo muy gratos recuerdos, de lo que significó para mí haber estudiado toda la vida en el mismo colegio, por eso cada vez que tengo la oportunidad de volver, paso y saludo a algunos profesores que aún están dando clases».
El Primer viaje fuera del país, una realidad diferente
Una vez finalizada esta etapa cursó en la Universidad Católica la carrera de Licenciada en Relaciones Industriales, y una vez graduada en 2011, decidió partir por primera vez de su país, «en el 2009 fue mi primer viaje internacional y vine a Buenos Aires, y me encantó, quedé enamorada de la ciudad y comenzó mi inquietud viajera. Pero lo que me motivó a salir de Venezuela en el 2011 fue un intercambio estudiantil y me fui a Irlanda con mi mejor amigo, la crisis en mi país no estaba para nada como está ahora. En teoría íbamos por seis meses y nos quedamos por un año. Ese viaje no fue tan motivado por la crisis venezolana, si bien ya había cierta inseguridad y ciertas políticas que apuntaban a una crisis, este viaje no fue motivado por ello».
La posibilidad de vivir en otro país, a su regreso le permitió visibilizar que no era normal no poder salir con total libertad durante la madrugada por ejemplo «regresé y me sentí un poquito presa, me incomodó esa sensación, si bien no estaba todo alterado como está ahora, el tener la comparativa de haber vivido un año en Irlanda, despertó mi necesidad de hacer un cambio».
Migrar, para no volver a vivir en Venezuela
Un año después de haber llegado a su país, el amor esta vez la trajo hasta Brasil, instalada en Río de Janeiro y con un clima más parecido a lo que estaba acostumbrada, aparecieron nuevos metas «me encontré con un nuevo desafío, con el portugués, si bien es parecido el idioma me costó, aunque más me costó adaptarme a la cultura, los venezolanos y los brasileros somos más parecidos que los venezolanos con los argentinos, pero me costó muchísimos adaptarme a la sociedad y a la cultura».
Ya en 2014 y luego de haber resuelto no permanecer más en Brasil, pensó en regresar a su país natal, «ahí fue mi primer encuentro concreto con la realidad de Venezuela, en 2014 comenzó a agudizarse la situación de crisis en mi país, mi mamá me dijo que no volviera, por que la política estaba bastante movida luego de la muerte de Chávez, y siguiendo a mi corazón vine derecho a Buenos Aires. Hice todos los trámites necesarios para poder comenzar a trabajar y a los tres meses ingresé a hacerlo, de hecho, sigo en la misma compañía».
Volver a casa, solo de visita
Viaja todos los años, para visitar a su mamá, aunque antes de su regreso en febrero de este 2021, su último viaje había sido en el 2018 «hoy me encontré con una Venezuela en contexto de pandemia, lo cual no me permitió moverme mucho, comparándola con el 2018 vi una Venezuela mucho mas abastecida en los supermercados, hubo una crisis fuerte con al desabastecimiento de productos básicos, hoy entras a un super y por lo menos en la zona donde yo vivo esta repleto de cosas, aunque la mayoría son importadas, y lo que me sorprendió es el costo de vida que está altísimo y dolarizado, con una inflación en dólares. La salud siempre fue un punto crítico en el país, por lo menos desde que yo tengo recuerdos y son con el gobierno que está actualmente porque están desde el 98, hospitales públicos sin elementos básicos y los empleados de la salud ganando uno o dos dólares mensuales, esto se ha agudizado con la pandemia, cuando no podes atender a la gente, y esto ha llevado a una crisis sanitaria muy dura”.
Huir del país, hasta caminando
Durante estos últimos meses varios venezolanos y ante la desesperación por la crisis sin precedentes deciden huir del país caminando, cruzar las fronteras y buscar un futuro distinto o la posibilidad de poder hallarlo, “la verdad que es algo que a mi me sorprende y me entristece, ha habido varias olas migratorias, la primera y quizá la mas chica fue en el 2002 y orientada a la clase alta con el paro petrolero salió una cantidad de gente, pero pequeña y después del 2010 al 2021 ha habido varias olas migratorias. Creo que la gente que en este momento está saliendo y es porque realmente no está comiendo no tiene acceso a la salud y entonces buscan en esa desesperación salir caminando, cosa que la migración que nosotros atravesamos en el 2014 no fue desde ese lugar, para mi es sorprendente lo que están pasando para tomar una decisión como esta tan arriesgada de ir caminando a Perú, a Chile, que necesidad tan grande y que desespero de salir de esa manera”.
Salir de esta situación, hoy algo lejano
Sasha nos comentó que el venezolano siempre se caracterizó por ser muy cálido, y estar sumergidos en esta crisis que no solo es económica, los ha vuelto mas tensos. Hubo muchos movimientos de protestas, de manifestaciones y momentos de alzar la voz; “hubo tanta represión que hoy veo al venezolano con una tendencia a acostumbrarse, frente a un cambio o una necesidad se le busca la solución, y no va a la raíz del problema, por eso está acostumbrándose a lo que viven. La gente no se anima luego de tanta represión a reclamar, y el país está tomado por mucha violencia e inseguridad, por eso prefieren hacer su vida en función de cómo pueden. Los cambios que hicieron fueron muy progresivos, algunos cierres de canales televisivos, no pasaba nada, generaron represión y no pasaba nada, fueron tomando el poder de una forma tan sutil, y nos vimos inmersos en algo, preguntándonos como salimos de esto. No fue un cambio radical, pero sabían bien donde quería ir, no fue casual, están todos los poderes tomados”.
La primera vez que Sasha vivió un cambio de poder fue en la Argentina en el 2015 “para mi era muy raro ver esto, fue como un poco disruptivo, pensar que si se puede cambiar. Pero no se si hay una salida pronta para Venezuela, me acuerdo de Chávez cuando decía “Hasta el 2021 venceremos” y hoy estamos en ese año. La gente en ese momento decía que se cambia de gobierno cada cinco años, y no, desde esa declaración se sabía cual era la idea de este gobierno. Particularmente hoy no hay una oposición fuerte, y cuando se va a elecciones, para el mundo hay una democracia, porque el venezolano vota cada vez que hay elecciones, aunque el poder electoral también está tomado por el gobierno, cuando se sabe que Nicolás Maduro tiene muy poca aceptación, pasan las elecciones y vuelve a ganar”.
Ecos en la Argentina
Desde hace tiempo escuchamos en nuestro país que políticas aplicadas en diferentes gobiernos cercanos y afines al gobierno chavista podrían llevar a la argentina a una situación similar a Venezuela. Al respecto Sasha manifestó “cuando escucho esto me genera temor, no tengo ganas de volver a migrar en este momento, cuando veo situaciones similares y hablo con los argentinos y me dicen “no, no vamos a llegar a estar como Venezuela”, me trae muchísimos recuerdos porque nosotros decíamos Venezuela no es Cuba, y sin embargo estamos no siendo una isla, siendo un país petrolero peor que Cuba. Me genera angustia, entiendo que el pueblo argentino es diferente al venezolano, pero viendo políticas similares me genera cierta resistencia. Hoy veo lo que yo ya viví en el 2014 la migración de seres queridos por buscar otra cosa”.
Elegir quedarse, a pesar de todo
Aunque por momentos aparezcan recuerdos que la lleven a vivir nuevamente la angustia que ya atravesó al migrar de su país, Sasha aseguró que ama la Argentina y que los argentinos han sido muy cálidos en la recepción de los venezolanos, “ahora, no dejo de estar atenta de políticas similares y de tener en cuenta cualquier cosa que me recuerde a Venezuela”.
Tuvo la oportunidad de recorrer la argentina durante estos años y reconoce la belleza de los paisajes, además de la calidez de su gente.
Extraña el clima de su Venezuela natal, abrir su ventana y ver la montaña, y detrás de ella el mar, “soy feliz, es la primera vez que me lo preguntan tan directo, pero sale del corazón soy feliz en este país”.
Sasha nos agradeció la posibilidad de multiplicar la voz de tantos venezolanos que hoy la pasan mal en su país, y de otros tantos que se sienten contenidos en la Argentina.
Una mujer que a puro coraje tomó la decisión de vivir a tantos kilómetros de su país amado, y que seguramente alzó en su mochila de viaje, un montón de sueños que en Venezuela no iba a poder concretar, también trajo aromas de mar y aires de montaña, para combinar con su amor por Buenos Aires. Tal vez también, grabado en sus retinas los mejores momentos de su niñez y adolescencia vividos en su país, con la ilusión de que en algún momento se haga justicia y tantos hermanos venezolanos vuelvan a tener el país que se merecen, fundamentalmente encontrando la paz que hoy los han llevado a perder.
Por Lorena Arlán