El concurso literario fue publicado por una Organización Cultural de Córdoba denominada «La hora del cuento», ellos realizan certámenes literarios durante el año además de encuentros de escritores con el objetivos de difundir la literatura. La convocatoria siempre tiene muy buena aceptación participando escritores de todo el país inclusive de países limítrofes, de nuestra ciudad participó la escritora Mariana Solís que logró un tercer puesto en la categoría Cuentos Cortos, «Has hallado una estrella» fue premiado y será incluido en la próxima publicación que saldrá seguramente en el mes de diciembre.
Hablamos con Mariana Solís quién nos recibió en su casa para charlar sobre su tarea de escribir y de este nuevo galardón que se suma al resto que ha cosechado en estos años.
«La verdad que fue sorpresivo el premio porque no me acordaba cuando se iban a dar los resultados, ingrese a la página y la alegría fue enorme porque obtuve un tercer premio con uno de los cuentos «Has hallado mi estrella», ya lo tenía escrito y lo elegí por diferentes cuestiones pero queda en la interpretación del lector, es corto porque por lo general escribo de esa manera y en este caso es abierto a la lectura.
En esta oportunidad envié dos cuentos a este certamen del cuál ya había participado en el 2018 logrando un segundo premio en ese momento y al igual que aquella vez serán publicados en una antología donde estarán todos los ganadores de las diferentes categorías que fueron parte del concurso.
Esta organización realiza encuentros y fue invitada en el 2018 a La Falda Córdoba pero no pude asistir, este año con el tema de la pandemia no se podrá realizar esta reunión que es muy linda porque se suma gente de todo el país, ojalá que pueda ir en algún momento porque seria una verdadera experiencia desde lo personal» expresó la escritora.
Por otro lado hablamos de su último trabajo que fue uno de los libros más vendidos en Caligrama Libros de Benito Juárez, destinado al público infantil «Tiempo de Amigos» cuenta con 10 cuentos con ilustración de Emmanuel Reichert. «Edite el año pasado y la verdad es que en este tiempo no me sentado a escribir, estoy en un momento de impasse pero de todas maneras participé de la Ciber Caminata junto a Daniela Stramazzo que leímos un cuento, con los nenes de Mónica Conca estuve en contacto también a través de vídeos y trabajaron con los cuentos del libro «Entre Amigos». También me convocó el Prof. Martín Mendía que trabaja con un jardín de Tandil así que hicimos un vivo con los niños de esta ciudad, pasamos un lindo momento de relatos y quedó abierta la posibilidad de ir a visitarlos».
Además nos comentó, «Entre Amigos es un libro de lectura rápida, habla de la amistad en sus personajes que son animales, además de algunos seres fantásticos que llenan de magia sus hojas, lo presenté en marzo de 2019 lo edite en Tandil y participó Emmanuel Reichert que hizo unos dibujos hermosos que son los que ilustran cada cuento, nueve son de autoria y uno los hicieron los niños del Jardín 902, cómo Mónica Conca cada año trabaja con mis libros la invite a que crearán un cuento entre todos, después cuando se vieron fue maravilloso de verdad. Su cuento se llama «El árbol que conseguía deseos», cómo ellos trabajan mucho con el medio ambiente armaron una historia que trata de una nena que lo regaba, se hace amiga de ese árbol y comienza esa magia que ellos mismos pensaron».
En el final de la nota Mariana nos cuenta algunas anécdotas graciosas con sus pequeños lectores, «algunos me llaman Mariana Feliz, los más chiquitos del jardín me reconocen porque he estado acompañándolos en sus aulas y ahora a través de la virtualidad, siempre tienen esas salidas que las disfruto y más que agradecida por todo lo que me brindan».
Compartimos el cuento con el que logró el tercer premio.
¿HAS HALLADO MI ESTRELLA?
Sucede todos los días. Las rutinas suelen agotar mi paciencia, pero persevero en el encierro.
Sucede todas las noches. Sueño con ese niño, el de ojos bonitos. Puedo recordar con detalles cada sueño; y una pregunta insistente, que nunca he logrado responder…
-¿Has hallado mi estrella?
Me acuesto en mi cama, mundo distante, hundo mi cabeza en la almohada que huele a lavanda. Doy tantas vueltas entre las sábanas blancas que termino enredándome en ellas. La habitación está demasiado oscura, y el silencio me perturba, me oprime el pecho. Me encuentro caminando en una hermosísima plaza…sugestiva tarde de verano. Hay una fuente, el agua y su cautivante sonido endulzando mis oídos.
Me asomo para ver el fondo de la fuente. Piedras grises y blancas, mi rostro se refleja, es como un perfecto espejo. Descubro otro rostro junto al mío, y la claridad azul de sus ojitos. Sonrío al verle y me invita a sentarnos en uno de los bancos de la plaza.
Comienza a hablarme y se ríe. Me cuenta que le gustan mucho los barriletes y que tiene uno que no puede volar porque no puede colocarle un hilo. Yo tengo un ovillo de hilo violeta en un bolsillo. El barrilete vuela entre las nubes, alto, muy alto, el cielo es profundamente celeste.
Reímos juntos, su cabello se despeina con el viento y de pronto me interroga…
-¿Has hallado mi estrella?
Las imágenes se escapan con la luz de un nuevo día, que entra por la ventana sin permiso. Abro los ojos. En esta habitación me siento extraña, no es mi hogar, no es mi refugio.
Mi cuerpo se resiste a levantarse. Aquí no existe el tiempo, sólo la luz y la oscuridad. Alguien entra y me llama por mi nombre.
Como todos los días amanezco y vivo. Y mientras, recuerdo esos ojitos azules.
Converso con mi soledad, se hacen eternos los días en este lugar, pero sé que sólo hay una manera de salir de este abismo, encontrar esa estrella.
Por la noche me acerco a la ventana de mi habitación, contemplo el cielo, la inmensidad de estrellas que se presentan ante mis ojos me hacen llorar, derramo tantas lágrimas que mi alma parece desvanecerse y querer escaparse de mi cuerpo.
Vuelvo a encontrarme con el niño, esta vez junto al río. Moja sus pies descalzos y chapalea, me salpica con el agua fría y ríe.
Luego caminamos juntos un rato en la orilla y yo le tomo su pequeña mano, está helada. Su carita pálida, el flequillo rubio cayéndole sobre la frente, su diminuta nariz y esas mejillas algo rosadas…
El río corre deprisa, oigo el canto de algunos pájaros y la risa contagiosa de mi acompañante. Seguimos caminando y otra vez el niño me pregunta…
-¿Has hallado mi estrella?
Y yo que no puedo responder esa pregunta…
Su estrella… ¿dónde hallarla?…la busco, la pienso, pero es tan inmenso el cielo…no puedo…no puedo encontrarla…
Sé que seguramente la más brillante será para él. Anhelo poder ver al niño y que ya no pregunte más, sé que cuando descanse en su estrella, cuando todo su ser se llene de luz, él me dejará libre.