El grupo misionero “Epuyen” (dos que caminan) estuvo misionando en la localidad de Cushamen, provincia de Chubut, como lo viene haciendo hace algunos años.
Cushamen, «Tierra de Soledad», es que para quienes conocen la zona y entienden que la soledad allí se hace carne en muchas personas, en muchos parajes, incluso dentro del mismo pueblo. Dos supermercados grandes que funcionan como todo: panadería, verdulería, tienda de ropa, juguetería, electrodomésticos, etc. Otros kioskos más pequeños se han abierto hace apenas un par de años, dos panaderías, dos verdulerías.
Completa la parte urbana una estación autosustentable de YPF, una plaza, el hospital rural, la comisaría, una escuela primaria y otra secundaria, y la Capilla «Ntra Sra de Luján», lugar este último donde el grupo se instala durante las dos semanas de duración. El predio donde se instala la Capilla, está secundado de lo que se conoce como “centro comunitario”, y es un edificio que tiene una biblioteca, un salón de usos múltiples, cocina, tres dormitorios y baños. Tales instalaciones fueron donadas por la Companía de Tierras Sud Argentino (del grupo Benetton) hace más de dos décadas; bajo la custodia de la comunidad católica para uso de todos los habitantes de Cushamen.
Respecto a la dinámica de trabajo, bajo la coordinación de Marcos Porcel de Peralta, su esposa Sandra y algunos otros integrantes, junto al padre Eduardo Campion (director de Cáritas) de Azul, se dispuso la visita a las familias del pueblo y se trató de llegar a casi todos los parajes rurales, en los cuales se encontró menos pobladores que antes, pero aún así la necesidad de encontrarse con los misioneros, se hace muy notable. Los lugares misionados fueron: Rinconada con sus imponentes paisajes, Costa de Ñorquinco y una Capilla con todos sus ornamentos tallados en madera y el recuerdo amoroso al Beato Ceferino Namuncurá, Ranquil Huao y la escuela 60; Colonia Cushamen con la escuela 69 y la preciosa Capilla de las Misiones en donde resuena el nombre de la Hermanita Marinette, una monjita francesa que recorrió cada rincón en su bicicleta y luego en una citroneta, y que su legado quedó en el corazón de cada poblador por su gran obra de Caridad; camino a Fofo Cahuel y Fitamiche.
En cada casa hubo un encuentro fraterno, una charla, un vaso de jugo o un te (debido a la situación de pandemia y los cuidados necesarios), y enseguida preparaban un almuerzo para compartir y seguir agradeciendo la visita, como así también las tradicionales tortas fritas. En esta oportunidad, acompañó la visita las reliquías (de primer grado) del Beato Ceferino Namuncurá, patrono de la Patagonia, siendo venerado con devoción por todos los que tuvieron oportunidad de tenerlo cerca.
Gran cantidad de personas (padrinos de la Misión) y otros más que donaron muchísimos alimentos y ropa y que han llegado tanto a Cáritas como a los parajes rurales en donde tenemos un vecino referente que se ocupa de que las mismas lleguen a cada poblador son los pilares que sostienen la misión, a pesar de tantas situaciones y vicisitudes. Siempre agradecidos con todas las personas que colaboran, porque esto no sería posible sin esa ayuda. Muchos medicamentos fueron entregados al Hospital y sabemos que gracias a ellos han podido asistir a muchos pobladores en sus tratamientos durante todo un año.
Al pasar las dos semanas, se llevó a cabo la tradicional misa de clausura y encuentro fraterno como cierre formal de la misión 2022, con la presencia del Obispo de Esquel Mons. José Slaby, y la presencia del querido Padre Vicente Lahoz Aznar (quien hace muchos años llegó de España y se instaló en la Patagonia y ha conquistado muchos corazones, junto al recordado padre +Jesús Artigot Blasco y el actual obispo de Comodoro Rivadavia Mons. Joaquín Gimeno Lahoz). También hizo su presencia el Lonco de la comunidad Dr. Nahuelquir, como así también el presidente de la comuna (intendente) Dn. Ricardo Millahuala, quien nos agasajó al grupo y a los presentes comandando los asados de cordero y chivo, como un gesto de confraternidad y agradecimiento. Luego del asado, como también es tradicional, se compartió el baile, con músicos de nuestro grupo y también locales, amenizando tal hermosa reunión.
Una costumbre que tiene la coordinación es un “regalo extra” para el grupo, y en esta oportunidad propició una extensa visita, al día siguiente previo a nuestro regreso,al Parque Nacional “Los Alerces” pudiendo disfrutar aún más de cada rincón hermoso que nos ofrece la Patagonia; como así también la visita a la feria de El Bolsón y Bariloche.
Durante el año el grupo tiene planeado dos acciones concretas: la misión al sur en enero y en mayo. En la primera, “vamos muchos misioneros y pocas donaciones”, y en mayo, se propicia “pocos misioneros” y mucha ayuda.
Hacemos propicio el pedido de ropa de invierno, calzado, comestibles, harina, yerba, azucar, útiles escolares, lana o hilos y medicamentos para ir acopiando a mayo del corriente.
El grupo emprendió viaje de vuelta el martes 26 de enero llegando el día 27 a cada una de las ciudades a las que sus integrantes pertenecen. Es necesario remarcar que el grupo es considerado “diocesano”, por dos razones: una porque representamos a la Diócesis de Azul y, otra, porque los miembros son de varios lugares (La Madrid, Benito Juárez, Azul, Saladillo, Líbano, Polvaredas y Roque Pérez).
En Benito Juárez, se recepcionan donaciones durante todo el año en la Secretaría Parroquial, o contactándose con el referente local Mario N. Romero.