Considero que en todos lados existen “personajes”, con mucha más razón en pueblos y ciudades pequeñas. Los que forman parte de mi infancia me resultan particularmente pintorescos, no tengo idea si con el tiempo van perdiendo la magia o si la fantasía propia de mi imaginación infantil le daba a cada uno de ellos la particularidad de una historia que mezclaba el mito con las anécdotas y que seguramente nada tenían que ver con la razón o el hecho que trasformo aquellas personas en personajes que perduran en el recuerdo de quienes tuvimos la oportunidad de conocerlos.
En esta breve reseña voy a mencionar, sin apellidos, algunos de estos seres con características sobresalientes, en algunos casos acompañados de dichas anécdotas y en otros de lo que me producía su imagen o su presencia.
“El Chifle”
A pesar de tener una enfermedad social, como se considera el alcoholismo, pocas veces conocí una persona tan querida y respetada. Si son las características y particularidades lo que conforman un personaje él tenia de sobra, su aspecto a simple vista podía tomarse como un modelo de los clásicos dibujos de Molina Campos: Sombrero requintado, pañuelo al cuello, faja, bombacha y alpargatas, todo humilde pero muy autentico. Vivía en una vieja casona de un barrio sección chacras con su esposa y varios hijos. Pero a él siempre se lo veía solo, es decir, solo acompañado por sus perros que nunca fueron menos de dos. Como ya lo dije, creo que más allá de todo su principal característica era el afecto que despertaba y porque sin lugar a dudas fue una buena persona. No sé de su pasadoni tampoco de su final, solo recuerdo su modo particular y afectivo con el que se dirigía a los demás, como cuando saludaba a mi madre diciéndole “Doña Elena, que mujer buena”. La anécdota que mejor lo pinta es la que ocurrió en el bar de El Gallego que no recibía ese apodo por su ascendencia sino por lo bruto, una vez de las tantas que El Chifle decidió hacer un alto para “mojar el garguero” como acostumbraba decir y uno de sus perros, seguramente el más fiel, se acostó debajo de la mesa que ocupaba su amo. El gallego cansado de decirle que no quería perros en su bar intento espantar al animal, el cual lejos de salir tomo una actitud desafiante, alterando al gallego que según la opinión de algunos parroquianos era más animal que el perro.Cansado de la situación y aprovechando la puerta abierta agarro al pobre can por la cola y lo revoleo con tanta fuerza que fue a parar al medio de la avenida. En ese momento Chifle manteniendo la calma dijo… “amigo, no me maltrates el compañero!”