Un recorrido que invita a la comunidad toda a caminar los espacios desde el encuentro con la lectura.
La Biblioteca Pablo Neruda de la E.E.Secundaria n°2 comparten el trabajo realizado por la Prof. Micaela Alberti y sus alumnos.
¡Cuarentena sin fin!
Todo comenzó un 21 de marzo de 2020. Para todos, sin dudas, algo nuevo, algo nunca antes visto. Salía en la tele, en la radios, en las redes… quizás en algún momento pensamos que era chiste, o al menos una exageración. Pero cuando llegó el primer caso de Covid19 a la Argentina, algunas personas nos dimos cuenta de que todo lo que se nos informaba en los medios era la triste verdad.
Ahora que el virus circula sin piedad hay que extremar cuidados. Sin embargo, hay personas que salen sin barbijos y no toman las medidas necesarias para cuidarse.
En este tiempo de encierro, miles de cosas nos pasan por la cabeza. A veces un poco feliz, otras muy tristes… todos pensamos en que extrañar es de las cosas que ahora más nos molestan. Acostumbrados a ver a nuestros amigos todos los días, a la familia… abrazarlos… duele. Pero algo positivo es que con los más cercanos, los que viven con nosotros, ahora pasamos más tiempo, nos conocemos y valoramos más. Nos reímos, hablamos, lloramos, abrazamos.
Cueste lo que cueste nos tenemos que cuidar.
ABRIL, 3RO B. ESCUELA SECUNDARIA N° 2 (BENITO JUÁREZ)
A mi corta edad…
Corría el mes de marzo y ahí, sí, ahí empezaba una larga historia que quizás, si sobrevivo, podré contarle a mis nietos.
Quién iba a decir que con tan sólo 14 años de edad iba a transitar yo dos pandemias de alcance mundial. Teniendo 3 añitos de vida coexistí con la crisis por Gripe A, y ahora (pero a una escala mucho mayor) la pandemia por Covid19.
Como dije antes, era marzo… y nos enfrentábamos en cada rincón del mundo a uno de los virus más asesinos de la historia.
Nunca creí vivir para ver cómo en lugares ultradesarrollados como en Europa morían día a día miles de personas. Centenares de vidas, millones de historias; miles de madres, padres, hijos o abuelos dejaron de existir por éste asesino sin piedad, este horrible virus.
Mientras tanto acá, en Argentina, se pudo tomar acción a tiempo; razón por la cual la situación no era tan alarmante respecto a otros lugares. Nuestros gobernantes dijeron que la única forma de no morir a manos del virus era prevenir el contagio quedándonos en casa. Yo pensaba: “¡qué locura! la única forma de luchar contra un virus que mata sin compasión es… ¿quedarse en casa? ¿encerrados? ¿aburridos?”.
Sin embargo se comprobó que hasta ahora es la única manera existente.
DALMA, 3RO B, ESCUELA SECUNDARIA N° 2 (BENITO JUÁREZ)
Lo que vivimos es terrible
¡Lo que vivimos es terrible!
Al estar encerrado tantos días
Hubo un gran respiro en la Tierra
Para que se cure de todo daño…
¡Cuánto daño hemos hecho al mundo!
Mi lugar parece un pueblo fantasma.
Empecé a cuestionarme cosas
Me siento raro con mi tapabocas.
Nacimos para ser libres,
No aguanto más el encierro.
Al estar tanto tiempo adentro
Comencé a ver la vida de otra manera,
A valorar más a las personas
Que nos rodean diariamente.
Un enemigo invisible
Nos hace temblar
Paraliza a la gente…
Respira la tierra,
Por eso cuando la normalidad vuelva,
Le pediremos menos.
¿Cómo no pensar en ellos,
En los que están colgados de un hilo,
En la última conversación
Con un familiar del que no se pudieron despedir?
La esperanza es un utensilio
Que se sostiene entre las manos.
De esta salimos juntos.
¿Te cuidás?
Nos cuidamos.
FRANCO, 1ro B AA, ESCUELA SECUNDARIA N° 2 (BENITO JUÁREZ)
PANDEMIA
Es 15 de marzo. En ese momento la familia se compone de seis miembros: los padres y 4 hijos. Actualmente viven en el campo.
Ana, la mamá, se levanta rutinariamente a las 6 de la mañana a tomar unos mates y realizar sus quehaceres cotidianos. La sigue Jorge, su esposo, quien además de matear siempre enciende la radio para escuchar las noticias de último momento. Los chicos están durmiendo pero como Jorge, impactado por lo que oye sube el volumen de la radio, despiertan escuchando que se ha declarado un estado total de aislamiento por la existencia de un virus peligroso. Inmediatamente, piden a su hija mayor que se levante y cuide de sus hermanos mientras ellos viajan por el tiempo de 3hs para comprar lo indispensable hasta que termine la cuarentena.
Al llegar al pueblo más cercano se encuentran que todo es un caos. Los supermercados están desbordados, la gente enloqueció y quiere comprar más de lo que necesita. Ana llora porque se siente desbordada por la situación. Ni siquiera sabe si van a poder salir de allí, porque las fuerzas policiales están cerrando todas las entradas y caminos. Por suerte, lo lograron. Al llegar al campo, notan a sus hijos pegados al televisor, mirando las noticias, llorando de miedo por sus familiares y amigos que ahora les quedan a varios kilómetros de distancia, sabiendo que quizás no los vean por un buen tiempo.
Esta familia, aún permanece alejada de todo… del contacto de la gente, de sus amigos y familiares, de la vida de la ciudad.
JERÓNIMO, 1ro B AA ESCUELA SECUNDARIA 2, BENITO JUÁREZ
¡Déjenme respirar!
¡La Tierra lo pide a gritos!
El mundo necesita un respiro
Con tanto tiempo de encierro,
Me he puesto a reflexionar:
¿Qué será de aquellos
Privados de su libertad?
¿Qué sentirán los animales
Que encerrados en un zoológico están?
¿Qué sienten aquellas aves
Que sus alas en una jaula no pueden agitar?
Los pajaritos nacieron para volar,
Los leones para correr sin límites;
Todos nacimos para ser libres y felices.
¿Qué estamos haciendo con el planeta?
¡Cuánto daño le hemos causado!
Un enemigo invisible
Nos hace reflexionar,
A todos nos hace parar,
Para que la Tierra por fin pueda respirar.
Sin distinguir banderas, religión, ideología política,
Razas, clases sociales
El virus atemoriza hasta al más fuerte.
Llegó, y llegó para quedarse…
Llegó, sí, llegó para hacernos pensar:
¿Hasta cuándo vamos a seguir actuando mal?
La Tierra necesita respirar.
LAUTARO 1ro B AA, ESCUELA SECUNDARIA N° 2 (BENITO JUÁREZ)
Vivir en cuarentena
Una mañana de marzo desperté y todo estaba así: muertes mundiales, tumbas comunitarias, médicos convertidos en un nuevo ejército. El agua y el jabón de pronto se volvieron más poderosos que la pólvora, y el alcohol en gel la mejor réplica de un cuchillo; gimnasios y clubes, transformados en hospitales. La gente dejó de salir y la mayoría pasamos a tener vida social en la cola del supermercado. El límite de salidas era para comprar o trabajar.
Lunes, martes…ya es igual. Hablar con los amigos o la familia se volvió cosa de app´s para videollamadas, el wifi el nuevo motivador de stress y el inicio de las conversaciones pasó a un:- se corta,-debe ser la señal,-esperá que hago la reunión de nuevo,“-qué voz de robot tenés”.
A pesar de eso, mamá quiere que hablemos dos veces al día. Lo intentamos y tras unos segundos de silencio, me pregunta:
-¿Me escuchás?¿ninguna novedad para contar?
Sí, la misma que ayer: series, libros, limpiar la casa y el deseo de que vuelva la vida anterior. La del viaje al fin de la noche, los besos y los abrazos.
Cuesta hablar. Es un gran verso eso de que las redes sociales o los teléfonos sirven de compañía para estas ocasiones. Hay que aprovechar el tiempo, volverse productivo.
En estos momentos lamento no haber sido aplicado en matemática, para entender mejor eso de la curva. ¿Cuántos más van a morir? ¿Por qué se intenta esquivar el sufrimiento? Hace mal el encierro. Uno piensa demás.
Ahí me llama un amigo.
-Hola – dice del otro lado de la pantalla una imagen que de a ratos se congela
-¿Me escuchás bien?
-Sí, ¿en qué andas?
-Acá, encerrado- se ríe.
-¿Ya cocinaste, leíste mil libros, escribiste un y grabaste un disco casero?
-No tuve tiempo aún. Y eso que pasaron días de encierro.
-Dale, para eso llamaste. Ya hablamos ayer.
La imagen volvió a congelarse, la conexión es débil y se corta.
De ahora en más voy agradecer el nuevo día, la salida del sol, el olor de la comida. Voy a disfrutar de la ducha, de la comida del abu, de las salidas al Chino, y de haber aprendido a lavarme las manos. Hay que agradecer estar acá. Otra vez llama mamá.
-Hola hijo, quiero decirte que te quiero mucho.
-Ma, dicho así suena a despedida.
-No, qué horror. No digas eso.
-Pero sonó así. Qué tal todo por allá
-Bien. Descargué una app de charlas que ayudan a reducir el stress.
-¿Funciona?
-No sé. Me entretuve leyendo el chat interno. ¿Vos, en qué andas? No me digas lo mismo de siempre. Ponete las pilas.
-Estoy haciendo la cama y ordenando el dormitorio.
-Dale, no me cargues.
-Posta te digo.
No me dejó terminar la frase. Cortó. Todavía no entiendo por qué se enojó. En estos momentos estoy terminando de instalar un juego, mientras tanto tengo que seguir agradeciendo, aprovechando la cuarentena y esperando a que todo pase y salga la vacuna.
LEOPOLDO 3RO, ESCUELA SECUNDARIA 2, BENITO JUÁREZ
Un enemigo invisible
Lo que estamos viviendo es terrible. El mundo necesita un respiro. Estuve encerrada muchos días, pero cuando al fin decidí salir, me encontré un mundo muy distinto. Ya no se veía tanta gente en las calles. Los negocios estaban cerrados, las escuelas no abrían sus puertas ni se escuchaba el movimiento adolescente típico de la plaza del centro. Éste parece hoy un mundo fantasma, y me he puesto a pensar en lo mucho que lo hemos dañado. Nacimos para ser libres y felices. Pero ahora esto no existe. Muchos enfrentan tristeza por haber perdido a seres queridos, esos que ya han abierto sus alas para volar.
Un enemigo invisible
Nos está haciendo temblar
Paraliza a la gente
Pero en esta batalla
Le vamos a ganar
¡Vamos… que todos juntos y unidos, podemos!
LUDMILA, 1ro B AA, ESCUELA SECUNDARIA N° 2 (BENITO JUÁREZ)
Noticias de hoy…
Corría el mes de febrero del año 2020. Yo estaba viendo noticias. Allí se hablaba de que un virus había brotado en China y estaba invadiendo sin piedad a varios países del mundo. Yo veía tan lejano a ese virus de mi querida Argentina… pero fue cuestión de poco tiempo. El enemigo microscópico llegó, infectó y mató a miles de ciudadanos. Todos pusimos de nuestra parte para cuidarnos. Como este virus era altamente contagioso, no salíamos de casa para evitar la propagación y que entonces no colapsen los hospitales. Todos pasamos por la etapa de extrañar a familiares y amigos que no podíamos ver, pero entendimos que el sacrificio era por el bien de ellos y nuestro también. Por suerte, para fines de ese mismo año (diciembre del 2020) se halló una vacuna que prevenía el contagio. El presidente Alberto Fernández ordenó la vacunación para todos los ciudadanos de la República Argentina por igual. Ése fue por fin el desenlace de la pandemia, y todo volvió a la normalidad.
NICOLÁS 1ro B AA, ESCUELA SECUNDARIA N° 2 (BENITO JUÁREZ)
Un aire distinto
Al levantarme cierto día sentí que todo había cambiado. El aire que se respiraba ya no era el mismo. Una extraña enfermedad había atacado a toda la humanidad.
Transcurrían los primeros años del siglo XXI, era más precisamente el año 2020; y, en nuestro país, Argentina ya veían los estragos que ese enfermedad estaba causando. Se veía en todos lados… en la tele, en internet.
Las personas debían encerrarse en sus casas y evitar el contacto y contagio con los demás.
El miedo era el sentimiento que más rondaba.
Los hospitales estaban repletos de pacientes enfermos por Covid19, la gente moría sin siquiera poder ser despedida por su familia.
Mi papá era el médico más reconocido de la ciudad. Él siempre decía que la única solución para esto era encontrar una vacuna.
Al miedo que yo ya sentía por la enfermedad se sumó otro: que papá se enfermara.
Él ya no venía a casa, lo hacía para cuidarse y cuidarnos. Cierto, nos hablaba todos los días por teléfono, pero no era lo mismo. Cada segundo que pasaba yo sólo pensaba en él. Pasaron meses sin poder verlo.
Finalmente un día, al levantarme, noté que las cosas habían cambiado. Papá estaba sentado en la cocina, la vacuna se había encontrado; pero lamentablemente ya nada volvería a ser lo mismo.
PATRICIA, ESCUELA SECUNDARIA N° 2 (BENITO JUÁREZ)
Covid19
Dicen que empezó un 12 de diciembre de 2019. Aún no se sabe si fue mediante un animal que se transmitió a la gente o de qué modo surgió. Un virus llamado Covid19 se convirtió en el aire que respiramos. Y digo esto porque el contagio afectó a todo el mundo, a toda la gente.
En el lugar de origen, China, el gobernante decidió imponer medidas de aislamiento; porque, como dijimos, aún no sabemos cómo enfrentar los efectos del virus.
Estas medidas que luego afectaron al mundo entero enloqueció a la gente. Los comercios empezaron a cerrar. La circulación en las calles ya no iba a poder ser, salvo que se tuviera un permiso especial. Pero pasados los primeros meses, la gente se relajó y así empezó a contagiarse del virus. Hasta que no hubo un caso en nuestra ciudad, la gente actuaba como si nada. Estado gripal, tos, fiebre alta, pérdida del olfato… estos síntomas empezaron a hacerse presentes entre muchas personas. Fue recién ahí que abrieron sus mentes y se preguntaron cuál sería la cura, si seguiría habiendo infecciones, personas contagiadas… la única respuesta recibida hasta el momento fue que iban a tratar de encontrar una dosis, una vacuna para evitar el Covid19.
Ahora pasó el tiempo, la vacuna fue elaborada en un gran laboratorio; pero todavía había que probarla, y aun si funcionara, iba a tardar.
La gente decidió permanecer en sus casas a la espera de la vacuna final. El gobernador se encargaría de que se reparta alimento a domicilio, y ya nadie estaría expuesto al Covid19 aguardando la cura.
PILAR, 1ro B AA ESCUELA SECUNDARIA N° 2 (BENITO JUÁREZ)
Vivir o morir
Sentado en la cocina de mi casa tuve un recuerdo de algo lejano. El recuerdo se situaba en el domingo 30 de agosto de 1980, una de las noches más frías en Francia. Transitando una crisis mundial, el ejército me recluta por la fuerza para luchar por mi país. Yo sólo tenía 20 años y jamás en mi vida había tomado un arma. Mi madre desesperada gritaba y lloraba para que no me llevasen y yo, por mi parte, temblaba de miedo. Mis manos no lograban sostener el arma, aquello era vivir o morir. A las 00:00hs comenzó a sonar la sirena, aquello indicaba que lo peor estaba por comenzar. No tuve opción que tomar coraje y salir a pelear por mi vida, por mi familia y por mi país. Aquellos fueron los tres días más duros de mi vida. Recibí tres disparos: uno en el hombro, uno en la zona del tórax y otro en la pierna. Permanecí inconsciente un día completo. Cuando desperté la guerra había terminado. Quise levantarme de la camilla y no pude. Me había amputado la pierna. Lloré. No por eso, sino porque estaba vivo. Tres días de intensa lucha, pero logramos la victoria. ¡Cómo olvidar ese miércoles 2 de septiembre de 1980! Casi 40 años guardando en mi mente y corazón orgulloso aquel recuerdo de haber sobrevivido a la guerra y salvar a mi país.
PRISCILA 1ro B AA, ESCUELA SECUNDARIA N° 2 (BENITO JUÁREZ)
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