Atravesar por esta situación no es fácil para nadie, los cambios desde lo estético son notorios pero detrás de cada paciente hay un equipo de apoyo que no sólo ayuda desde lo psicológico sino también para que se sientan y vean bien.
Los Bancos de Pelucas Oncológicas se han multiplicado en todo el país, la tarea que llevan a cabo los colaboradoras no es una tarea fácil pero atienden las consultas de aquellas mujeres que deben atravesar por esta enfermedad entonces verse bien importa. La caída del cabello es una consecuencia que aparece frecuentemente luego de los tratamientos de quimioterapia y farmacológicos.
En el Mes de la Concientización del Cáncer de Mama quisimos saber un poco más, hay un equipo de colaboradoras que trabaja en esta área coordinadas por Josefina Peón y demás profesionales, ellas son Susana Dascón, María Pérez, Silvia Scuffi, Inés Fonte, Olga Dorinzi, Alicia Atencia y Gladys «Porota» Gómez con quién hablamos en la Unidad Oncológica Marilú Conte. Por la pandemia la actividad sigue pero con los recaudos del caso.
El lugar despide armonía por donde se lo mire, el espacio está adecuado para que aquella persona que ingrese se sienta lo más contenida posible, la sala principal los recibe con un enorme mural es allí donde pasan varias horas cada día transitando el tratamiento. En otra habitación el ruido de las máquinas hace eco entre tanto silencio, y las encontramos a ellas las que arman las pelucas para quién la solicite, es una tarea de varios días pero aportar un granito de arena más, es una grata alegría desde lo personal.
«Nosotros somos un grupo de chicas voluntarias que pertenecemos al Banco de pelucas de la Provincia de Buenos Aires, lo primero que se hace es conseguir el pelo que por suerte tenemos mucha donación de la comunidad. Por esta situación nos vamos rotando para no estar todas juntas pero siempre vamos coordinando la tarea, tenemos un lugar armado donde están las máquinas y normalmente nos juntabámos dos veces por semana para cumplir con el proceso de armado de pelucas.
El proceso de armado es una tarea minuciosa, llega el cabello que muchas veces lo traen atado con gomitas o en papel, se limpia, se peina de una manera especial para no perder tanto pelo y después se comienza con las cortinas. Después se arma sobre elásticos y el cabesal de arriba lleva una parte de tela que medimos para comenzar a trabajar.
Por lo general se hacen pelucas cortas, no tan largas y hemos conseguido con rulos que es más complicado, en este sentido Josefina Peón nos envía una fotografía del paciente y se hacen en base a lo que observamos para que tengan la más adecuada» nos explicó Gómez.
Su llegada al Banco de Pelucas fue en el 2018 por medio de una amiga Nancy López que le comentó de esta actividad y quiso sumarse de inmediato, «en ese tiempo vino Adriana Ferraris de Mar del Plata a darnos el curso y capacitación sobre el armado de las mismas, a mí particularmente no me costo mucho porque tenía el conocimiento de manejar una máquina, obviamente coser el pelo no es fácil pero de a poco nos fuimos adaptando. De aquí salen pelucas completas para quién las necesite, en este momento vamos haciendo según el pedido porque nos está faltando pelo que por ahí una cortina lleva mucho, entonces se hace cuando se necesita para no hacer algo que no vaya con el paciente».
Los bancos de pelucas para pacientes oncológicos se convierten en una iniciativa grandiosa y luminosa. Las pelucas llevan un mantenimiento de lavado, secado, planchita y demás que realizan las colaboradoras, «se les entrega la peluca que se da en comodato hasta que el paciente la necesite, por lo general cuando hablamos de mantenimiento se lava que hay que tener mucho cuidado, se seca y lo que se requiera para que quede de la mejor manera».
Para el final Porota Gómez le dijo a nuestro medio, «estamos para acompañar desde nuestro lado, siempre tratamos de hacer lo mejor posible, trasmitirles la mejor energía y darle tranquilidad en este proceso que no es fácil pero estamos para ayudarlas. Siempre nos agradecen creo que es una forma de devolvernos algo, no es una situación fácil pero le ponemos lo mejor para ayudarlas desde nuestro lugar».
Esta iniciativa no sólo las ayuda a sentirse cómodas con la imagen que les devuelve el espejo; sino también las moviliza a ganar confianza en sí mismas. Tan simple como Verse Bien, tan real como recibir una sonrisa.