“PODRÁN DECIR QUE SOY UN SOÑADOR; PERO NO SOY EL ÚNICO”, te oía decir con orgullo.
Sí, con el orgullo que puedo sentir desde antes de que te convirtieras en intendente de mi pueblo. Porque fueron muchos los espacios que habíamos compartido juntos, eventos en instituciones, charlas en el local, entrevistas de diferentes temas, muchos momentos vividos. Muchos creen que tus reconocimientos a nuestros vecinos llegaron ahora, pero recuerdo ver en el casillero del Consejo Escolar, una tarjeta saludando a los docentes uno por uno, cuando el internet aún no había invadido nuestras vidas. Porque con tu acción silenciosa, pero que hacía ruido en cada persona que tocabas con un gesto como este, te fuiste haciendo querer en cada espacio que habitabas. Porque conocías a todos, sí, a todos y no es exagerado lo que digo, y creo que esto lo lograbas porque cada institución de la que fuiste parte, te comprometías con tu trabajo.
Tengo tantas anécdotas que contar, tu tremendo carácter por ser sutil, tu humor maravilloso, tu empatía, tu SER único.
Cuando me contaste que ibas a ser candidato para ser intendente, creí que era maravilloso, si me habrás preguntado, “y loca, que crees que va a pasar”, y cuando yo te respondía, me decías, “vos porque me queres”.
Los pequeños actos de campaña, donde te acompañe haciendo las presentaciones, las tallarinadas, que tremenda y hermosa locura, que comenzaron siendo pequeñas para luego llenar un gimnasio entero, creo que a vos solo se te podía ocurrir algo así.
Aún te veo, con tu pantalón azul, tu camisa a cuadrillé y tu sweter rojo a modo de cábala en cada uno de los actos de campaña. ¿Y las caravanas? Tus encendidos discursos llenos de sueños y proyectos previa presentación con “El Matador”.
“Te acordas hermano que tiempos aquellos”, dice la canción, y yo te digo como olvidarme de tantas miradas encendidas llenas de ilusión cuando subías al escenario.
Discutimos tantas veces, que creo que no le puedo poner número, pero a veces no hacía falta pedir disculpas, porque el cariño era mutuo, y puedo decir que eras mi amigo.
Tan austero, tan sencillo, si creo que aún te veo en el dunita beige, yendo a los actos solo, a esos que no te invitaban, pero que sabían que ibas a estar.
Tantos actos, tantos escenarios, tantas presentaciones, que solo con mirarte podía saber lo que venía sin que lo mencionaras, porque realmente te conocía, y te gustaba que las cosas salieran a la perfección.
Mientras pienso aparecen y aparecen más anécdotas, y a pesar de mi profunda tristeza ¿sabes qué? Logras una vez más robarme una sonrisa.
Los momentos de familia, los eventos importantes los guardo para mi en mi corazón tesoro, como se guardan los más preciados momentos de la vida, y sabes que fueron muchos.
No necesitaba ninguna confirmación para saber que fuiste UN TIPO BUENO, pero ver hoy las redes sociales, y como te recuerdan, me hacen sentir orgullosa de saber que me considerabas tu amiga.
“Lo único imposible es aquello que no se intenta”… también te oía decir a menudo, y vos si que lo intentaste, y lograste convertir lo imposible en hechos concretos.
Quisiera pensar que en estos días nos vamos a encontrar, como habíamos quedado por esa entrevista que tanto te pedí, y para “chusmear” un poco de todo sobre nuestro pueblo que está triste por tu partida.
Es tan simple lo que puedo escribir, pero es como a vos te gustaba, la cosa simple y austera que deja mucho más que lo pomposo.
“Podrán decir que soy un soñador, pero no soy el único”, esa es de mis frases favoritas, gracias por hacerme saber que soy del equipo de los soñadores, y que los sueños se cumplen…
Te voy a extrañar….