Axel Kicillof fue claro frente a los intendentes de la costa atlántica. Habrá temporada de verano. Esa es la intención del gobierno bonaerense y se trabajará para que así sea. Lo único que puede impedirlo es que la situación epidemiólogica no sea favorable. Es decir, que tenga similitudes con la que hoy atraviesa la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, el Gobierno y los intendentes están entusiasmados con que la realidad sea otra y se pueda hacer una temporada con protocolos estrictos.
El encuentro fue un primer paso adelante concreto para formar una mesa de trabajo que aborde una agenda completa y multidisciplinaria de los temas centrales de la temporada: transporte, alojamiento, recreación, balnearios y gastronomía. A partir de ahora los intendentes expondrán ideas y protocolos para discutir su viabilidad. El Gobierno hará lo mismo.
La intención es unificar la metodología de trabajo y las reglas que se implementarán durante la temporada de verano, con el objetivo de que en todos los municipios los turistas deban cumplir con restricciones similares. Buscan que toda la costa tenga protocolos similares para recibir la masa de turistas que suele viajar.
Uno de los puntos clave de la reunión giró sobre un tema que ya vienen tratando los intendentes y que es la extensión de las vacaciones. Pretenden que la gente se quede más tiempo en las ciudades y que haya menos rotación de público. Apuestan a reducir al máximo la visita de los turistas que solo van por el fin de semana o cuatro días, e incentivar que el tiempo de duración sea mayor de dos semanas.
La estrategia busca que haya menos rotación de personas y que para los gobiernos municipales sea más fácil llevar un control sobre quienes están en la ciudad. Hacer un seguimiento más detallado frente a la posibilidad de que se presenten focos de contagios. Otra de las ideas que giraron fue que los municipios tengan un registro en donde queden asentados los datos de las personas que están en hoteles y de aquellas que alquilaron casas. Para eso les pedirían a los dueños de las propiedades que informen el tiempo de alquiler, las medidas sanitarias y cómo está conformado el grupo familiar que estará alojado.
Otra estrategia que se planteó, y que será analizada con el correr de los días, es la de armar una temporada que dure cinco meses. Que empiece en noviembre y termine en marzo. El objetivo final de ese movimiento es desconcentrar la activad del mes de enero, momento en el que viaja la mayoría de la gente y cuando hay mayor movimiento en las rutas, las playas y los municipios.
Las vacaciones estarán repletas de protocolos y limitaciones. Es la única forma de poder hacerlas. En eso coinciden el gobierno bonaerense y los intendentes, sea del partido político que sean.
“Hay que generar una expectativa razonable. Manejar diversos escenarios y trabajar al mismo tiempo que se actualizan los datos epidemiológicos. Es un trabajo complejo, pero hay voluntad de todas las partes para que sea mancomunado”, reflexionó uno de los intendentes presentes en la reunión, que se realizó a través de una teleconferencia.
Los intendentes asumen que la organización de la temporada será un rompecabezas minucioso. No hay margen para mezquindades políticas, cruces mediáticos o discusiones ideológicas. A todos los apremia la necesidad de tener la mejor temporada posible porque los ingresos que se generan impactan de lleno en las arcas de sus municipios. El escenario es lo suficientemente complejo como para que la política se meta en el medio.
Kicillof se mostró abierto a recibir ideas y protocolos. No hubo una bajada de línea sobre cómo será la temporada o cuál es el eje de la estrategia. El camino que siguió el gobernador fue distinto. Él también sabe que la temporada es un rompecabezas que, sin la colaboración de los intendentes, es imposible de armar. Entonces, el planteo fue que todas las ideas se pongan sobre la mesa y que se discutan con horizontalidad. En esta instancia, no hay verdades únicas ni decisiones irremediables.
El gobernador estuvo acompañado por el jefe de Gabinete, Carlos Bianco; el ministro de Salud, Daniel Gollan; el viceministro, Nicolás Kreplak, el ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica, Augusto Costa; y, en forma remota, por la ministra de Gobierno, Teresa García; y el ministro de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez.
“Tenemos que contener lo mejor posible la situación sanitaria para recibir a los turistas que quieran acercarse”, les dijo Kicillof a los jefes comunales, y les planteó que necesitan “analizar los diferentes escenarios para el verano con el objetivo de coordinar la preparación de las actividades de turismo, la cuestión sanitaria y la seguridad”.
En estos dos últimos puntos los intendentes mostraron su preocupación. Pretenden que haya un refuerzo en el sistema de seguridad más allá del clásico Operativo Sol, y que se robustezca el sistema sanitario de la costa, ya sea en forma definitiva o transitoria. Lo que quieren es tener capacidad de respuesta ante la posibilidad de que haya pequeños brotes de coronavirus.
“Queremos preservar la salud de los habitantes de cada localidad y coordinar para que todos los distritos puedan atender a sus vecinos”, les explicó el mandatario provincial, y propuso “trabajar como un colectivo regional que articule con la provincia”.
En la teleconferencia estuvieron los intendentes Jorge Paredi (Mar Chiquita); Hernán Y Zurieta (Punta Indio); Alejandro Dichiara (Monte Hermoso); Cristian Cardozo (Partido de La Costa); Gustavo Barrera (Villa Gesell); Sebastián Ianantuony (General Alvarado); Mariano Uset (Coronel Rosales); José Rodríguez Ponte (General Lavalle); Guillermo Montenegro (General Pueyrredon); Martín Yeza (Pinamar); José Luis Zara (Patagones); Raúl Reyes (Coronel Dorrego); Arturo Rojas (Necochea); y Carlos Sánchez (Tres Arroyos).
La incertidumbre atraviesa todas las decisiones. Esa es una realidad inevitable con la que tienen que convivir. Algunos jefes comunales temen tener un brote de contagios en la previa de la temporada que los obligue a suspenderla, a otros les preocupa cómo atender casos de coronavirus si la cantidad es mayor que la que pueden soportar sus sistemas de salud, a la mayoría les preocupa que la gente cumpla con las medidas que se tomen. Sobre todo en las calles, plazas y playas. Los lugares públicos serán los más difíciles de controlar. De eso están seguros.
La voluntad de hacer la temporada estuvo reflejada también en las palabras de Daniel Gollán, que hasta el momento ha mostrado un perfil de extrema cautela en lo que respecta a la flexibilización de las actividades recreativas. Incluso, las ha cuestionado con dureza en la Ciudad de Buenos Aires. “Tenemos que pensar en una estrategia que, desde el punto de vista económico y social, nos permita desarrollar la mejor temporada posible, dentro de la realidad que tengamos en ese momento”, planteó el médico durante la reunión.
“Hay que buscar una línea intermedia entre la vacuna y las camas saturadas. Sin que explote todo pero logrando llevar adelante una temporada razonable”, reflexionó uno de los intendentes peronistas, que participó del encuentro virtual. La coordinación de las vacaciones de verano en la costa necesitará de un equilibrio permanente. Necesario. Para que sean seguras y puedan desarrollarse durante los meses que duren.
Algunos de los intendentes plantearon que no se tomen medidas homogéneas para toda la costa. Que se considere la cantidad de habitantes, la densidad de población que hay en algunos sectores de las ciudades, el espacio verde que tienen y la extensión de las playas. En primera instancia, la intención del gobierno de Kicillof es coordinar protocolos comunes para todos los municipios. En todo caso, una vez que estén armados, después podrán diseñarse algunas medidas concretas en cada municipio.
Augusto Costa, que es el ministro que está llevando adelante el diseño de la temporada, planteó que “la principal tarea es trabajar de forma coordinada” y que “no haya decisiones unilaterales”. El contenido del mensaje pareció estar dirigido al intendente de Tandil, Miguel Lunghi, que decidió por su cuenta comenzar a utilizar un sistema de fases distinto del que hasta aquí se utilizó en la provincia de Buenos Aires.
Las reuniones seguirán en las próximas semanas. Kicillof dejó en claro el horizonte que tiene su gobierno en lo que respecta a la temporada de verano. Los intendentes plantearon sus dudas y sus preocupaciones. El camino a desandar está lleno de espinas pero, al igual que en el inicio de la cuarentena, encuentra al oficialismo y la oposición unidos. Solo el tiempo mostrará si la grieta puede quedar a un lado en búsqueda del bien común.
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