Resulta muy importante cuando analizamos los diferentes sucesos que han tenido o tienen trascendencia para la sociedad, investigar los distintos acontecimientos previos y circunstanciales, que se fueron dando. Generalmente no hay hechos casuales, sino derivaciones causales que los generan. Es decir, hay hechos que son consecuencias inmediatas de eventos, que han ido preparando lo que luego ocurre.
Es algo así, como incursionar en lo que denominamos “Línea del tiempo”, donde se van registrando lo sucedido en determinados períodos del tiempo y sus derivaciones. Esto nos permite analizar todos los hechos que hoy nos conducen al contexto contemporáneo y a la actualidad.
La realidad argentina vive circunstancias que es importante observar desde sus contenidos inmediatos e intermedios. Estamos a seis meses de una gestión de Gobierno cuyas decisiones han tenido impactos diversos y preocupantes, direccionados hacia una descomposición profunda y estrepitosa de lo que denominamos Estado y Gobierno.
El propio Presidente ha manifestado en un reportaje reciente que, “se siente orgulloso de ser como un topo que va destruyendo al Estado por dentro”.
DE TOMAS HOBBES HASTA NUESTROS DIAS
Hace un poco más de 200 años que nuestro Territorio Nacional se ha ido conformando y construyendo en una plataforma de gestión, compuesta por estructuras gubernamentales e instituciones, que permitieron a nuestro país llevar adelante lo que llamamos la gobernabilidad, a través de erigirse como un Estado nacional, en el conjunto de un sistema federal con los distintos territorios provinciales.
Esa gobernabilidad se traduce en una amplia interrelación entre toda la amplitud del Estado con los estados provinciales, las distintas instituciones y la sociedad en su conjunto. Todo ese funcionamiento tiene un ordenamiento y una regulación desde las normas establecidas en la Constitución Nacional y las formulaciones legales que de ella derivan.
Se que muchos podrán opinar que, toda esta exposición es una reflexión teórica o un intento ideal de lo que debería ser pero, desde el pensamiento de Thomas Hobbes, filósofo inglés, allá por los años 1650, con sus elaboraciones sobre la filosofía política, en su obra el Leviatán, sentó las bases de la teoría contractualista y marcó la influencia en el desarrollo de la filosofía política del Estado occidental, hasta lo que hoy es la configuración de las políticas gubernamentales de lo que consideramos los sistemas democráticos actuales de la mayoría de los países llamados occidentales.
INCERTIDUMBRES SOBRE NUESTRO DEVENIR
Es oportuno reconocer que el crecimiento y el desarrollo no sólo de Argentina, sino también de casi todos los países latinoamericanos, no fue lineal y plenamente armónico. Resabios de su origen colonial, la influencia de distintas tendencias ideológicas durante sus variados gobiernos y la secuencia de duros avatares históricos fueron tejiendo su derrotero, de períodos luminosos y brillantes, donde la sociedad vivió tiempos de bienestar y otros de hegemonías negativas sobre la posibilidad de alcanzar un bienestar social mejor y fulgurante.
El pueblo, la gente, las comunidades siempre mantuvieron sus añoranzas de jornadas felices donde el persistente y venturoso futuro se hacía cotidiano, vivencial y concreto. Donde nos sentíamos satisfechos de nuestra historia nacional, motivados por nuestros próceres, alentados por las utopías fehacientes y luminosas que nos motivaban a avanzar entusiastas y confiados.
Hoy nos confunde una realidad angustiante, insegura, que agobia nuestros días de una incertidumbre letal, perjudicando a los de más abajo en el avatar de la indigencia más penosa.
¡Es asombroso! Cada día nos vemos sorprendidos por un nuevo desguace y desintegración de áreas del Estado y del entramado social. Miramos la realidad del país y nos hiere ver mucha gente despedida o que pierde su trabajo. Pimes que reducen su plantel de obreros, licencian su personal o directamente paran su producción industrial. Grandes empresas que han detenido su proceso de producción por un tiempo, a la espera de un desenlace futuro más auspicioso y con posibilidades de continuar.
Los sistemas de salud, el ámbito universitario y educativo, el régimen jubilatorio , las distintas asistencias humanitarias y sociales, sectores esenciales del Desarrollo del país viven situaciones críticas y caóticas.
UN MODELO EXTREMADAMENTE RIGIDO QUE YA HEMOS CONOCIDO
Quizá el sistema democrático se adormeció y fue enrareciéndose su trasparencia y esa voluntad necesaria de “aggiornarse” permanentemente, para responder a los nuevos tiempos, sustentados por el auge tecnológico de las comunicaciones, que fueron elaborando estereotipos distintos con exigencias y cualidades también novedosas. Modelos culturales, económicos y sociales, con ciertos atributos y contenidos desde donde se esgrime otra visión, que plantea una mayor rigidez en sus pretensiones de lo que consideran como Estado.
El modelo que ahora nos imponen ya fue conocido por los argentinos y sus conclusiones generaron daños en la sociedad, como siempre, con más ahínco sobre los que menos tienen y más lo sufren.
Ese modelo no constituye la Patria que anhelamos, una tierra con oportunidades y posibilidades para todos, amplia e integradora, con crecimiento y desarrollo fructífero, con bienestar. Con el amparo de aquel positivo lema de tierra, techo y trabajo dignificante. Una Patria que nos abrace y engrandezca. A donde nos están llevando ahora es una patria para pocos, y esa Patria, es la que nos duele