La política, tomada como el amplio accionar de una gestión a favor de la sociedad y el bienestar de todos, es evidente que no tiene siempre un desarrollo absolutamente lineal.
Cualquier acción gubernamental surge de la elaboración de una idea, plasmada en un proyecto, con un claro objetivo y evaluadas etapas de realización. Pero, en el camino del avance de ese plan, generalmente surgen, inconvenientes, desajustes y dificultades que van variando la idea y el enfoque original, y muchas veces, necesita de adaptaciones o modificaciones relevantes.
En una de sus habituales charlas de capacitación y adoctrinamiento, que Juan Domingo Perón realizaba en el Aula Magna de la CGT, precisamente el 30 de julio de 1973, expresó, “existe un enfoque que es el del equilibrio y que conforma la acción de una política, que es el arte de hacer lo posible; no ir más allá ni quedarse más acá, pero hacer lo posible en beneficio de las masas, que son los que más merecen y por las que debemos trabajar todos los argentinos”. Después, la labor historiográfica, sintetizó esa reflexión como “la política es el arte de lo posible”.
Las dos consideraciones, la primera evaluando la política como una constante construcción sobre los avatares de la realidad social, y la otra, la instrumentación del accionar político como el desafío de hallar siempre las alternativas posibles, perfilan con claridad la planificación necesaria que exige el desafío de gobernar.
Hubo dos acontecimientos donde Juan Domingo Perón, marcó desde su visión de estadista la estrategia de una gestión de Gobierno. De uno de esos sucesos se cumplió, a principios de del Mes de Abril, un nuevo aniversario. Consistió en la
realización del Primer Congreso Internacional de Filosofía, en la entonces flamante Universidad de Cuyo, en Mendoza, en cuya culminación Perón expuso una conferencia que consistió en su trabajo “La Comunidad Organizada”, ante la participación de destacados hombres del pensamiento de la Filosofía a nivel mundial, en 1949.
El otro acontecimiento, donde Perón expuso magistralmente, su rol político- estadista, fue su discurso en el Congreso de la Nación durante la inauguración del período de sesiones, el 1º de mayo de 1974, donde presentó su “Modelo Argentino para un proyecto nacional”.
LA REALIDAD SOCIAL. UN CONTEXTO ESPECIAL
Ambos enfoques, configuraron análisis imprescindibles de la realidad histórica donde la misión política debe llevar a cabo su cometido. Esa comprensión del contexto por donde transcurre la vida de los pueblos resulta una postura esencial, ya que representa una visión previa y sensata del momento histórico donde hay que actuar y desarrollar todo el contenido del potencial político, de lo que se pretende realizar.
En lo referente a La Comunidad Organizada, dicha conferencia se produce a los tres años de haber ido desplegando un plan estratégico para incorporar a los sectores más desprotegidos y al universo obrero como parte fundamental y necesaria de la reconstrucción económica y social del país. El despliegue de esa disertación, abarca una exposición filosófica y conceptual de la base doctrinal de lo que significó el Movimiento Nacional llamado Justicialismo, base constitutiva del gobierno de entonces.
Eran los primeros años de un incierto escenario de post guerra. Todo se estaba recomponiendo. El mundo se ilusionaba con la paz, los pueblos reconstruían su acontecer social. Nuevos dirigentes surgían en el escenario de un mapamundi que emergía distinto, con ansias de construir una convivencia estable y un desarrollo auspiciante con ansias de un futuro que ansiaban distinto. Una época excitante de
necesarios replanteos, búsquedas de rumbos y de proponer objetivos claros.
En aquel Congreso de Mendoza, una nutrida participación de hombres del pensamiento mundial e intérpretes de la ideas relevantes de la Filosofía de aquel momento, asistían expectantes a las palabras de un líder latinoamericano, cuyo accionar había sentado los cimientos de un tiempo sorprendentemente renovado para la Argentina de mediados del siglo XX. En la presentación de su elaboración doctrinal, expresaba Perón: “Está en nuestro ánimo la absoluta conciencia del momento trascendental que vivimos. Si la historia de la humanidad es una limitada serie de instantes decisivos, no cabe duda de que gran parte de lo que en el futuro se decida ser dependerá de los hechos que estamos presenciando. No puede existir a este respecto divorcio alguno entre el pensamiento y la acción, mientras la sociedad y el hombre se enfrentan con la crisis de valores más profunda acaso de cuantas su evolución ha registrado”.
Los cambios producidos y las grandes transformaciones planteaban también el desafío a la sociedad de asumir esos adelantos, convivir con esas nuevos planteos y seguir existiendo desde las convicciones más íntimas, aquellas que le han permitido al ser humano una toma de conciencia de su accionar y de su destino histórico. Una convicción más ardiente de la libertad individual y “ el gigantesco progreso económico” le han exigido a la humanidad en plazos relativamente cortos, un reacondicionamiento general de la percepción de valores y enfoques integrales para seguir siendo ejecutora de la construcción universal.
La percepción de la influencia de estas variantes y disyuntivas en la vida de la sociedad le hacen reflexionar a Perón que “el hombre puede desafiar cualquier contingencia, cualquier mudanza, favorable o adversa, si se halla armado de una verdad sólida para toda la vida. Pero si ésta no le ha sido descubierta al compás de los avances materiales, es de temer que no consiga establecer la debida relación entre su yo, medida de todas las cosas, y el mundo circundante, objeto de cambios fundamentales”.
UN SALTO CUALITATIVO
El amplio y vasto arco que compone el recorrido del pensamiento filosófico a lo largo del historial de nuestro universo, tiene una sinuosidad de variantes que abarcan desde las idea de aquellos sabios del pueblo Griego, emblematizada en las figuras de Sócrates, Platón y Aristóteles, que concretaron en un ordenamiento ciudadano llamado “la polis”, la ciudad o agrupamiento social, prefigurando la esencia de lo democrático y participativo, hasta que paulatinamente, después de transitar siglos tras siglo, entre luchas y enfrentamientos de pueblos y civilizaciones, fue perfilándose, para transcurrir durante los siglos Dieciocho, Diecinueve y Veinte, desde la temporalidad de la Modernidad, hasta arribar a lo que en la actualidad consideramos como los sistemas representativos y democráticos.
En esos incansables itinerarios de la evolución de las ideas de poder, gobierno y Estado, se fueron diagramando las instituciones y los vínculos sociales. Perón insiste en “La Comunidad Organizada”, en la necesidad de un orden y una organización buscando una armonía, un equilibrio, para que la diversidad de posiciones en el tiempo, vaya encontrando su encaje adecuado, su convivencia en lo social, lo participativo, lo comunitario, logrando ese paso cualitativo e integrador de lo individual a lo comunitario.