Te imagino delgada, flacucha, con un cigarrillo en la boca, leyendo una poesía de algún libro con olor a viejo, sentada en una habitación oscura, simple, de pocas palabras pero de miradas profundas.
Te imagino en rondas de amigos, de guitarreadas y vino tinto, de charlas de revoluciones, te imagino distinta a cualquiera.
Te veo tejiendo escarpines, tocando tu panza con la incertidumbre y el miedo rondando en tu mente, con el deseo de ser madre como cualquier mujer pero con la decisión de cambiar el país, de luchar por la libertad, por lo justo.
Imagino mates con vos, charlas eternas sobre política, sobre sueños, imagino marchas a tu lado, imagino esas miradas cómplices que me cuesta encontrar en las demás personas, imagino escuchar canciones que erizan la piel cuando logran expresar lo que uno siente.
Y te termino viendo como la mujer de mi vida, como mi orgullo, con la necesidad imperiosa de contarle al mundo que sos mi tía, y decirles que te conozco sin conocerte, que se que desde mi pequeño lugar en el mundo te abrazo infinitamente, que se me hace un nudo en la garganta de solo imaginarte, pero que estas siempre presente.
Nos encontraremos en algún momento y sé que cuando nos miremos no será necesario decir nada.