La imagen impactó, porque habla del reconocimiento que Marcelo Gallardo recibe de sus pares. Mientras se dirigía hacia donde se ubicaban sus jugadores para consolarlos e intentaba digerir la eliminación de la Copa Libertadores a pesar del triunfo 2-0 en San Pablo, Abel Ferreira, el entrenador del Palmeiras, se acercó y abrazó al Muñeco. Ante el foco de las cámaras, le habló enfáticamente, gesticulando, con el índice enarbolado y golpeándole el pecho. Fueron varios segundos de charla, en los que el técnico argentino sólo asentía.
¿Qué le dijo el portugués, finalista del certamen continental, pero con la humildad de quien supo leer lo que ocurrió sobre el césped? La lectura de labios es clara: “Usted es el número uno”. El mismo concepto lo trasladó a los micrófonos, en la conferencia de prensa post partido. Si el 3-0 en Avellaneda había mostrado a un Verdao temible, la revancha ofreció una versión desorientada, que sólo atinó a aguantar el arrebato visitante.
Y Ferreira no apeló a eufemismos. “Gallardo es mejor entrenador que yo y sus jugadores son más experimentados que los nuestros. La única manera de ganar experiencia es esta: viviendo y pasando por situaciones como las de hoy”, subrayó el orientador, de 42 años.
Las palabras de Ferreira alimentaron el mensaje que el Muñeco dio en la breve rueda de prensa post partido. Allí, no se refirió a las polémicas del VAR ni a su futuro en el banco de la institución. Sólo se enfocó en colgarles la medalla del sacrificio a sus pupilos.
“Vengo a reconocer y a valorar a mi equipo, a mis futbolistas. Me han emocionado por la forma en que jugaron, me pone orgulloso por la postura. Esa es la sensación que tengo. Lo que vi hoy de mi equipo me hace sentir totalmente orgulloso y dignifica mi profesión; estos son los momentos por los que uno elige la profesión de entrenador. Vine a decir esto. Le deseo suerte a Palmeiras, que tenga suerte en la final”, dijo.