Fueron semanas de exámenes futbolísticos que lo mantenían incómodo porque la cancha de 11 era muy distinta a baby que disfrutaba en Parque Chas.
En Argentinos encontró la contención que necesitaba. Sus inconvenientes físicos (era muy bajito para la edad) no representaron mayores complejidades, aunque su idea de dejar el fútbol le surgió cuando tenía que viajar casi 3 horas en transporte público porque sus padres vivían en Escobar.
Una charla con el Bocha Batista le sirvió para encontrar la motivación que necesitaba. A los 14 años apostó por el Bicho, aunque en todas las divisiones infantiles era uno de los jugadores que habitualmente iba al banco de suplentes.
Con una cifra de 11 goles en 47 partidos, Nico González abrió las puertas al Viejo Continente. Varios equipos de Europa intentaron contratarlo, pero fue el Stuttgart de la Bundesliga el que abonó los ocho millones y medio de euros para sumarlo.
En Alemania volvió a demostrar su capacidad de adaptación, ya que en la mayoría de los compromisos jugó de centrodelantero. Sus producciones fueron tan llamativas que Lionel Scaloni no dudó en darle una oportunidad en el cruce frente a Paraguay en La Bombonera. Si bien su posición fue de lateral izquierdo, su cabezazo en el área ajena sirvió para evitar la derrota. Y en Lima, ciudad en la que consiguió la medalla de oro en los Juegos Panamericanos del 2019, abrió el camino para que la Albiceleste sume de a tres.