Después del notable espectáculo que dieron en La Fortaleza, Lanús y San Pablo volvieron a verse las caras en el Morumbí en la puja por un lugar a la siguiente instancia de la Copa Sudamericana. La ventaja adquirida por el Granate (3-2) no representaba ninguna garantía para nadie, dado que los dos goles en territorio ajeno sembró un manto de tranquilidad en el equipo brasileño.
El inteligente planteo de Luis Zubeldía contribuyó para alimentar las esperanzas bonaerenses. Con mucho sacrificio en su bloque defensivo y notable velocidad en los contragolpes, Pedro De La Vega hizo uso de su extraordinaria pegada para sorprender a Tiago Volpi y festejar el 1 a 0 en el histórico estadio paulista. Con la diferencia de dos, el conjunto argentino comenzó a disipar los nervios para controlar a la desconocida potencia sudamericana que recurría constantemente a la pelota dividida.
Sin embargo, en un tiro de esquina Dani Alves se encontró con el empate que llenó de suspenso al pleito. La pasividad de Lautaro Morales facilitó el trabajo de la estrella con pasado en el Barcelona, dado que el arquero se quedó inmóvil bajo los tres palos en la escena que concretó el 1 a 1.
Pero el Granate siempre confió en su juego. Sin dejarse intimidar por el enorme presupuesto del San Pablo, ni por el brillo de sus figuras, Leonel Di Plácido incursionó en el área rival para abastecer a Brian Aguirre, quien tocó hacia la red antes de que llegara el descanso.
En el complemento Fernando Diniz Silva envió a la cancha a Pablo en lugar de Diego Costa y en una de sus primeras apariciones capitalizó una exquisita asistencia de Dani Alves y selló el 2 a 2. Todavía el desenlace estaba abierto en el país vecino.
Como si se tratara de una tragedia deportiva amparada en el show escrito por una pluma internacional basada en una ficción, Lanús sufrió el final menos deseado. Nicolás Thaller, en contra, marcó el 3 a 2 para el dueño de casa, lo que hacía suponer una definición por penales. Pero en tiempo suplementario Gabriel Sara se elevó en el cielo brasileño para fijar el 4 a 2 y que el San Pablo se entusiasme con la emotiva y dramática llave.