A pocas horas de la toma de la Unidad Penitenciaria 37, es todo trabajo para la reconstrucción del penal, y análisis de lo ocurrido en un domingo que se presentaba tranquilo en la comarca serrana. Aun hoy la información oficial sigue siendo escasa, sin embargo, off de récord llega a nuestra mesa de trabajo, dando cuenta que la situación vivida fue bastante más compleja de lo que pudimos relatar momento a momento desde el lugar del hecho.
Varios son los puntos que hoy a la distancia podemos resaltar, el valor de todos los trabajadores del penal, de aquellos que cumplían funciones, de aquellos que se fueron acercando con el correr de las horas, la intervención de los Bomberos Voluntarios, y la colaboración de toda la comunidad que se mantuvo en vilo durante más de siete horas.
Logramos obtener algunos testimonios de personal de alto rango, que por cuestiones lógicas prefirieron reservar su identidad y cargo, pero que no hacen más que resaltar el trabajo de los penitenciarios en cada relato. Los momentos que nosotros pudimos describir desde afuera, desde el corazón del penal, fueron aún mas tensos, hasta con un inminente peligro de fuga que fue contenido a fuerza de coraje, compromiso, responsabilidad, capacitación, y sobre todo mucho corazón por 15 hombres que forman parte del GIE, respaldados por la superioridad y por el compañerismo de otros penitenciarios, que con lo que tenían a mano, sostuvieron la tarea de este ínfimo grupo. Con el apoyo de la superioridad, con el liderazgo de un hombre, jefe del GIE de la UP 37, sin los elementos necesarios, con escases de balas, pero a puro coraje lograron evitar, la toma de rehenes, una fuga masiva, y posteriormente la retoma del penal.
Para formar parte del GIE
No todos pueden ser parte de este grupo especial, se denomina Grupo de Intervenciones Especiales, el protocolo es muy estricto, se requiere tener experiencia institucional sin distinción de jerarquía, y las últimas modificaciones que se introdujeron es tener un oficial con jerarquía alta para que lidere este equipo. A su vez cada integrante del GIE deberá aprobar el curso de Operaciones Tácticas Básica que modera el Departamento de Operaciones Especiales del Servicio Penitenciario (DOE). Se demanda orden, disciplina y fundamentalmente mucho compromiso, además de poder soportar lo que se enseña en este curso, que requiere 30 días de internación en la Dirección de Operaciones Especiales de la ciudad de La Plata, al mismo tiempo de la experiencia en la tarea del servicio penitenciario. Cada penal bonaerense tiene su grupo especial, cada uno de ellos debe tener un conocimiento exhaustivo del terreno, conocer el establecimiento al cuál se pertenece de punta a punta y rincón por rincón, conocer con detalle los accesos y posibles vías de escape de los internos.
El motivo del motín, y la intervención del GIE
Si bien aún todo es parte del trabajo de investigación y la tarea luego de la toma del penal, el pasado domingo las primeras informaciones daban cuenta que los internos reclamaban la visita de sus familiares luego de largos meses de estar suspendidas por cuestiones sanitarias. Sin embargo, cuando el fiscal dialogó con ellos en horas del mediodía del domingo, lo internos solicitaban un “3×1”, una reducción de condena por el tiempo de Covid, manifestaron también corrupción en la gobernación y a nivel presidencial, del poder legislativo, manifestaciones infundadas para una toma de estas características por lo que el fiscal cortó el dialogo en forma inmediata comunicándoles que este tipo de reclamos no estaba a su alcance, y que estas presentaciones debían realizarse mediante otras vías.
Los integrantes del GIE de la unidad 37 son un total de 15 hombres, cuentan con armamento cada uno a cargo durante el turno y cierta cantidad de cartuchería que está aparte y es controlada por estos integrantes.
En cuanto a su actuación durante el motín de este domingo, este grupo tuvo dos, evitar la toma de rehenes cumpliendo la orden de la superioridad de no permitir este hecho, y la retoma de las instalaciones.
La primera intervención fue la más compleja, impedir esta toma de rehenes, ingresando al penal para custodiar al último personal que quedaba dentro, ya que los internos habían tomado todos los techos con la clara decisión de tomarlos como rehenes. En este testimonio exclusivo obtenido por el equipo “El Mirador”, este personal de alto rango de Penitenciaria comentó, “cuando escoltaron a los últimos trabajadores de la unidad, una avalancha de internos abrió los portones y tomaron el pasillo de salida hacía la administración. El GIE tomó la decisión de efectuar el primer disparo a fin de frenar esta situación”. Ante este primer disparo, rápidamente los internos devuelven con acciones de ataque y se produjo el primer enfrentamiento “los presos llegaron hasta el último portón de salida, donde se accede a la administración de la unidad, a unos cincuenta metros del portón de salida. Solo eran 15 GIE operando en ese instante con el apoyo de personal penitenciario común y el resto de personal acompañando, conteniendo a estos hombres que se encontraban exhaustos de disparar contra una masa de 180 presos que estaban en ese pasillo, más el resto de la población, alrededor de 670 internos aproximadamente”. Durante estos minutos de máxima tensión los internos arrojaban piedras, facas, maderas, todo con lo que se habían provisto, producto de las roturas realizadas en el edificio de la unidad. Este mismo funcionario continúo comentando “el personal de la unidad improvisaron escudos con tablas, mesas, con lo que tenían a mano que era poco, y durante esa secuencia, contuvieron a esa cantidad de internos por el término de 25 minutos para evitar una fuga masiva, ya estaba todo dado para este hecho”.
Mientras tanto y fuera del penal, todo el personal policial, que había sido convocado para prestar apoyo fuera de las instalaciones carcelarias y a pedido del personal penitenciario, habían hecho un anillo de contención de seguridad externo, sobre todo en la zona aledaña al pueblo, dejando prácticamente sin contención el sector que da al campo, pensando en la posibilidad de esta fuga, “era mas fácil recapturar a campo abierto, a que ingresaran al pueblo, el daño iba a ser mayor. Ese fue el primer anillo de seguridad externa. Mientras tanto personal del GIE repelía y contenía la agresión dentro de la unidad carcelaria. Sobre todo, se hizo un enorme trabajo de contención, porque prácticamente le habían ganado el portón para la salida. Cuando lograron contener el segundo portón y cerrarlo, dieron aviso que se producía un enfrentamiento en la parte trasera del penal, ahí se solicitó apoyo al GAD, porque prácticamente no se contaba con mas cartuchos, logrando también contener ese sector”.
La prioridad, retomar el establecimiento
Después de estos momentos de máxima tensión la orden de la superioridad era retomar el establecimiento. Por eso se solicitó apoyo a los GIE de otras unidades carcelarias que llegaron después de media tarde, para dar apoyo en Barker.
“Llegaron a la unidad para prestar apoyo, también trajeron cartuchería porque nos quedaba muy poca, se esperó hasta último momento la llegada del Departamento de Operaciones Especiales con seis comandos, quienes lideraron el plan de retoma, el personal de Barker se acopló a este plan brindando seguridad conjuntamente con la unidad operativa que brindaba escudo, para que las escopetas operaran sin riesgo, procediéndose a la retoma de los pabellones una vez que se hizo la limpieza de todos los techos que era lo fundamental, se retomaron los pabellones y el patio. Costó el ingreso, porque los pabellones estaban atados con alambre en los ingresos y tapeados. Automáticamente se realizó el cierre general de la población, el recuento y se reacomodaron los internos”.
De acuerdo a varios testimonios, cuando este grupo ingreso al penal, se encontraron con una realidad que desde afuera no se veía, “esto no fue una manifestación por una visita, esto fue solo con la intención de hacer mal, hay un movimiento político interno, porque personal de Derechos Humanos y el Comité contra Tortura estaban afuera desde temprano. No se les permitió el ingreso hasta que no se terminara con la retoma, y llegaron a cuestionar todo. Había una organización previa”.
La desprotección de los trabajadores del penal, desnudada en esta toma
Desde el momento que llego la información de la falta de armas, de la escasa cartuchería y de la ley con mayores garantías para quienes se encuentran cumpliendo penas que para quienes trabajar en los penales también hay una desprotección por parte del estado, en este caso provincial. Este debe proveer de todos los elementos necesarios para contener este tipo de acciones, en el caso de los integrantes de los grupos especiales, el estado debe entregarles escopetas, cartuchería, equipamiento de protección, escudos, mascaras para el gas entre otros. Entre las frases que podemos destacar de nuestra fuente, esta esta; “la verdad que el GIE y los trabajadores operaron desde la barbarie, los cascos, chalecos, correas porta armamento, todo lo compra el personal con sus ingresos. Si no lo compran, no cuentan con esos elementos, el GIE que actuó el domingo estaba compuesto por 15 hombres, pero había solo 8 escopetas especiales para ellos. Esta vez ustedes vieron un motín de verdad, pero todo el tiempo estos hombres actúan para desalentar problemas en los pabellones”. Finalmente destacó que la jefatura del complejo se mantuvo firme de que no iban a permitir rehenes y se le dio luz verde al responsable del GIE para aplicar el procedimiento que corresponde en esa secuencia “brindamos todo el apoyo necesario, pasadas las horas que llegaron mas autoridades nos mantuvimos firmes en las decisiones, y en la ultima intervención junto al Departamento de Operaciones Especiales. El jefe del penal Dr. Arese dio la orden de proceder a la retoma. Se tomó una táctica y con apoyo de otros GIE se inició el operativo. Eran alrededor de 35 hombres en el segundo procedimiento armados con escopetas y munición AT (anti tumulto/ balas de goma) y un muro de contención con los escudos que era el resto de los penitenciarios que no tenían escopetas, que brindaron seguridad a el grupo especial”.
Finalmente, lo que podemos agregar desde este equipo periodístico es que la tensión desde afuera se vivió, por los ruidos, estruendo de las balas, las corridas y las manifestaciones de angustia de los penitenciarios a quienes teníamos mas cerca. Pero bajo ningún punto de vista nos imaginamos concretamente que en el interior de la UP 37 se vivieron momentos tensos, sobre todo cuando solo 15 hombres contuvieron esta fuga masiva. Hoy, podríamos estar hablando de otras cosas, que ni siquiera queremos imaginar.
Sin embargo, y a pesar de las condiciones laborales y como lo manifestamos al principio, a puro coraje y corazón un puñado de hombres permitió que la historia que se escribe hoy sea diferente.