Una jornada eterna por donde se la mire, el domingo amaneció cómo de verano con un cielo turquesa y un sol enorme al que no le dio timidez y se instaló cómodamente en la primera fila, mientras por estos lados se disfrutaba de la pasta dominguera en algunos hogares… en otros la desesperación y la angustia comenzó a jugar su propia batalla.
En Barker con el correr de las horas el desorden y el conflicto fue moneda corriente, la calma del pueblo se vio movilizada por un motín en la Unidad Penitenciaria Nº37, así como leen un motín que estaba lejos del pensamiento de todos, algo impensado de verdad porque esta cárcel es una de las más «tranquilas» de la provincia de Buenos Aires.
Los internos entendieron que la única manera de hacerse oír era tomar el penal y así comenzar un conflicto angustiante que duró más de siete horas. Todo el personal debió cumplir tareas dentro de la U37 y aquellos que no también se sumaron para unir fuerzas contra más de 600 personas que se «armaron» a su manera ante este pedido que se multiplicó en todas las unidades carcelarias bonaerenses.
Durante la semana habían conseguido un acuerdo que tenía que ver con el retorno de las visitas a partir del 14 de noviembre próximo, pero querían más…
Cerca del mediodía era inminente la toma y los presos se colocaron arriba de los techos de la unidad rompiendo en ese inicio el mismo para conseguir las chapas que usarían, horas más tardes, como escudos protectores para dar «pelea».
En el mientras, en los alrededores los vecinos se enteraron de la noticia y aparecieron los primeros miradores del día, ya casi a las 14.30 la situación se puso tensa escuchándose los primeros ruidos que retumbaron en toda la localidad siendo quizás uno de los momentos más terribles, porque ellos avanzaban y los agentes debieron también avanzar con lo que tenían.
Se empezó a ver más movimiento sobre la entrada de la Unidad Penitenciaria, la gente llegaba con bidones de agua, baldes, botellas de agua y fruta para los agentes que estaban adentro el humo era insoportable y la situación casi insostenible. Angustia, desazón, incertidumbre y más fueron las emociones que visualizamos de cada uno que salía cuando el portón de hierro se abría, podíamos ver que la cosa se estaba poniendo heavy de verdad.
Sentir tan cerca esos ojos pidiendo ayuda fue realmente conmovedor, inimaginable situación que por primera vez atravesó el pueblo de Barker. Pero detrás de tantas postales estaban ellos, los bomberos voluntarios que fueron y vinieron las veces que se les pidió, el equipo de salud que recorrieron el predio una y otra vez junto a los enfermeros que prestaron servicio, los agentes penitenciarios que armaron una logística rápida y todos los que estuvieron en los diferentes sectores del penal los cuales dejaron todo.
Cerca de las 19 horas se escucharon los primeros aplausos a modo de bandera que se replicó hasta la entrada como una especie de marea de paz, el motín había finalizado después de varias horas.
Rostros cansados , ojos vidriosos, miradas perdidas, alivio y dolores que fueron apareciendo a medida que pasaba el tiempo porque el cuerpo pasa factura tras situaciones límites y aunque se sintieron liberados por unos segundos debieron seguir porque este después de la U37 será de verdad un verdadero caos.