Explicar que supuso y supone el en SOPA es hablar sobre lo que nos afecta, de cómo nos ha permitido crecer como personas y como comunidad. El SOPA nació sin pretensiones, desde la premisa de que estábamos creando espacios de aprendizaje en los que lo más importante eran las personas y no tanto los patrimonios.
Este caminar, nuestro paso por Benito Juárez y esa maravillosa Pampa Húmeda, fue una antes y un después en nuestra forma de entender qué es eso de la gestión comunitaria. Así aprendimos que las comunidades se crean y crecen desde los cuidados, que esos cuidados se asientan en los conflictos y sus formas de gestionarlos, que sin escucha no se puede aportar y que todas las voces son importantes. La comunidad de Juárez nos acogió como iguales, e hizo algo más, se comprometió, hizo suya la sopa, y añadió los ingredientes necesarios para que todas y todos los comensales disfrutáramos de la Capital de la Amistad.
Conocer en 2013 a Luján Marino, a Silvina Irouléguy y el proyecto Huellas, supuso, además de conocer a dos maravillosas personas, decidir que necesitábamos acercarnos a los que pasaba al otro lado del Atlántico. Y así fue, dos años después y tras mucho trabajo, no siempre fácil, el SOPA fue y es de Bénito Juárez y sus vecinas y vecinos.
Este fue un SOPA especial, en el que se instauraron nuevas formas de hacer que nacieron desde la propia comunidad cuya implicación demandaba que el SOPA no fuera solo un evento puntual, sino que se activara mediante diferentes acciones durante todo el año, los preSOPA, acciones que siguen vivas hoy en día. Una de ellas fueron los “Safaris Urbanos”, unas rutas que buscaban resignificar lo cotidiano, hacer visibles los patrimonios comunes y crear narrativas comunitarias que se incorporaran a los conocimientos locales. En su planificación y desarrollo participaron diferentes colectivos: centros educativos, instituciones públicas y privadas, asociaciones, gentes del común, que participaron de esas derivas compartiendo algo más que saberes, compartiendo cuidados y afectos, alegría y ganas de compartir.
Además de compartir muchos proyectos y formas de gestionar y hacer patrimonios, este SOPA ocupo diferentes lugares públicos que fueron parte imprescindible del mismo. La Biblioteca Bernal Torres, donde las amigas del Centro de Educadoras Juarenses Jubiladas nos recibieron, indicaron y aconsejaron, nos dieron la primera gran bienvenida y desde sus brazos supimos que éste sería un gran SOPA. Allí también descubrimos como los niños y niñas del Centro educativo Complementario nos regalaron esa boleadoras que ellos mismos nos hicieran demostrando que participar del SOPA es mucho más que hablar, que se puede aprender más del buen hacer porque deja lugar para los recuerdos. Y también fue espacio de exposiciones y nuestro centro de encuentro, El Centro Cultural Atilio Marinelli, nos brindó ese gran edificio para que pudiéramos inaugurar y disfrutar de la mano de Luis Dalera, Juárez Tango y Hugo Molina, del folklore y el tango argentino. También fue sede de la clausura, donde el Sr Rodríguez recitó recuerdos, nos cantó milongas y se lloraron alegrías. Pero además, nos permitió tener el mejor de los lugares para las diferentes sesiones de cine documental SOUPdocus. El colegio Campos Verdes, el Colegio Inmaculada Concepción, la Escuela de Educación Secundaria nº 3, y el instituto Sudeste, y sus docentes, nos abrieron las puertas para incorporar a los alumnos y alumnas en este compartir saberes, dejándonos disfrutar de cómo desde los centros educativos se hace y cuidan nuestros patrimonios. El Memobar y el Tarumba fueron espacios imprescindibles en los que comer, beber y disfrutar de experiencias, en un entorno amable y distendido, un lugar de encuentro donde realizar las Barferencias y T-Cuentos. El LiPoLCC, ejemplo de lucha, nos prestó su centro para poder inaugurar exposiciones y presentar las diferentes iniciativas del Seminario “Patrimonio Rururbanos del pueblo para allá y del campo para acá”, y nos preparó unas ricas viandas que alimentaron nuestros cuerpos y nuestras barrigas. El Instituto del Sudeste, en la antigua estación de tren fue espacio de charlas y talleres, allí aprendimos que el patrimonio está para usarse, que debe adaptarse y crear nuevas narrativas de las que pudimos participar con una mesa de trabajo en la que todas y todos pudimos compartir cómo queremos hacer patrimonios. El Centro Despertares, nos hizo saber que sus puertas están abiertas a la comunidad, compartieron sus espacios y sus formas de hacer enseñándonos cómo querernos como personas. La Agrupación Criolla nos enseñó con la “Clínica del Asado” que comer es compartir y que la comida es parte fundamental de nuestros patrimonios, además de enseñarnos ese elemento identitario que es el asado argentino y las personas que se encargan de mantenerlo vivo. El Club Dependiente de Comercio fue una de las sedes de nuestros espacios fiesteros, tan importante para el SOPA. Y ¿qué es una buena fiesta sin buena música?, para eso se sumaron de la mano de Néstor Basurto y otros artistas locales, la Peña Gabriel Trio. Cómo no, El Centro Folklórico “El Sombrerito”, un poquito, y con su permiso, nuestra casa, un lugar donde ir y al que es difícil decir adiós. Allí hablamos, comimos, bailamos, fue sede de la “Clínica de la Empanada”, donde aprendimos, algunos mejor que otras a repulgar, a hacer choripanes, a compartir el mate. También fue allí donde los artesanos locales y zonales nos mostraron sus trabajos y nos permitieron experimentarlos. El Paraje El Luchador un hermoso lugar que nos llevó más allá de las calles de Benito Juárez, a un espacio donde se vive y se ama la ruralidad. Fuimos las personas más afortunadas gracias a los dulces que amenizaban nuestros descansos, dulces que vinieron de la mano del Taller Protegido para Personas con Necesidades Especiales y de la Escuela de Educación Especial 501, y es que ellas y ellos son más que especiales, son y serán siempre el alma del SOPA. Espacios y personas que dieron voz a la comunidad, y allí no podemos más que agradecer a los medios de comunicación que formaron parte indisoluble de esa bonita comunidad, el Diario El Fénix, FM Futuro, FM Poder y FM del Sol.
Fue en Juárez donde nació la Comunidad SOPA, por eso solo podemos dar las gracias por acompañarnos en este sueño: gracias al Club de Futbol Juarense (somos super fanáticos), a Abel Nader y Laura Vela (que nos cuidaron en el albergue como a sus propios hijos), a Julio Marini y a la Municipalidad y a Concejalía de Cultura de Benito Juárez por ofrecernos todo; a Claudia Elizabeth Cobeaga, Cesar Marini, Mario Retik, Leandro Andreoli, Silvana Arias, Lorena Arlan y Florencia Longo, por darnos voz y darnos luz; a Ricardo Argüelles, Ricardo Conte, Luis Dalera, Diego Rodríguez, Mario Romero, Juan José Labayén, Gabriel Blasco y Gabriel Caparrós, Benedicto Colantonio, Paula Bexiga y Hugo Molina, gracias por vuestro arte. Pablo Martínez, Luis Del Biaggio, Carmen Alonso y Julio Fontana, Héctor Luis Gargaglione y Blanca Pereyra, Elena Bilbao, Silvia Azcón, Paula Pascucci y Silvio Sanso, Claudia Illia y Sole Schann, María Ignacia Flores, Victoriana Loguercio, Chelu Cimminelli, Otilia Di Luca y todas las docentes jubiladas, Omar Rodríguez, familia Gutierrez, Guillermina Tolosa, Mónica Blanco y Germán Recalde, gracias por tanto compromiso. Gracias, Silvia Mogni, Luján Marino y Anajulia Bellocchio por tanto amor. Y mil gracias a Silvina Irouléguy, sin ella nada de esto hubiera sido posible, ni el SOPA ni el sentirnos ya casi argentinos, y ya del todo, parte de su linda familia. Y sobre todo gracias a Benito Juárez, a todas sus vecinas y vecinos, y a sus calles que fueron los senderos en los que nos encontramos.
Y reapropiándonos de algo que quedó claro en el SOPA15 “la realización de este congreso es el ejemplo vivo de la gestión comunitaria de los proyectos culturales”
Volveremos pronto!!!
Por SABAH WALID JUANJO PULIDO. Comunidad SOPA