Ya comenzaron los días fríos y con ellos es muy común que las comidas más ricas en almidones, carnes, grasas también, como excusa de que son las únicas que calman las bajas temperaturas. Esta idea errónea tiene como consecuencia el aumento de peso al final del invierno.
En esta estación del año es recomendable comer comidas calientes. Seleccionar vegetales de estación (acelga, espinaca, brócoli, coliflor, col de Bruselas, apio, verdeo, escarola, nabo, chauchas, achicoria, berro), cocinarlos y combinarlos con carnes y/o legumbres o derivados o pastas integrales para una mejor calidad.
La fruta también es importante que sean de estación (naranja, pomelo, mandarina, manzana), son muy buena fuente de vitamina C- antioxidante, antiinflamatoria, ayuda en la absorción del hierro).
Si bien las frutas y verduras crudas, en su forma natural aportan más nutrientes, antes de no consumir, hacer caldos con verduras caseras son una excelente opción para mantener la temperatura corporal e incluso saciarse.
En cuanto a los desayunos, comida principal del día después de tantas horas de ayuno, es el primer combustible que recibe el organismo por lo que una infusión caliente al menos, es ideal para arrancar la mañana. No hace falta comer, hacer un desayuno completo al levantarse si no es lo que normalmente se hace, durante la mañana se puede completar esta comida.
En invierno el gasto calórico es más elevado ya que se debe mantener la termogénesis (mantener la temperatura corporal) pero debido a que actualmente vivimos en un ambiente en el que donde estamos esta calentito o estamos abrigados, por lo que este gasto calórico mayor ya no lo tenemos.
Esto nos dice que en invierno no debemos comer más calorías que en verano, sino mantener una alimentación consciente y saludable todo el año.