El título de esta nota corresponde al contenido del texto de un zócalo que leí en un programa televisivo de los últimos días. La reflexión hacía referencia rotunda a la gran expectativa surgida por el avance de la vacunación contra EL Covid- 19 en nuestro país y en el mundo. Un escenario que se muestra por supuesto, muy distinto al de hace un año atrás, cuando estábamos en los albores de esta Pandemia, donde lo sorpresivo de la situación se descifraba entre la inseguridad, el temor y el desconocimiento.
En aquella oportunidad el teólogo, ecologista, filósofo y profesor brasileño, Leonardo Boff, manifestaba en un análisis profundamente ambientalista que, “cuando pase la Pandemia del coronavirus no nos estará permitido volver a la normalidad anterior. Sería, en primer lugar, un desprecio a los miles de personas que han muerto asfixiadas por el virus, y una falta de solidaridad con sus familiares y amigos. En segundo lugar, sería la demostración de que no hemos aprendido el mensaje de lo que, más que una crisis, es un llamado urgente a cambiar nuestra forma de vivir en nuestra única Casa Común. Se trata de un llamamiento de la propia Tierra viva, ese superorganismo autorregulado del que somos su parte inteligente y consciente”( Apuntes y Reflexiones en Servicio “Koinonia” (tarea en unidad), Abril 2020)).
Su advertencia se insertaba en la fundamentación proteccionista que, precisamente, vuelve a tomar intensa notoriedad y a ser tratada en las Cumbres y Asambleas internacionales de Naciones Unidas, sobre el acuciante reclamo de la Naturaleza. En su trabajo, Leonardo Boff agregaba que, “volver a la anterior configuración del mundo, hegemonizado por el capitalismo neoliberal, incapaz de resolver sus contradicciones internas –y cuyo ADN es su voracidad por un crecimiento ilimitado a costa de la sobre explotación de la naturaleza y la indiferencia ante la pobreza y la miseria de la gran mayoría de la humanidad producida por ella–, es olvidar que dicha configuración está sacudiendo los cimientos ecológicos que sostienen toda la Vida en el planeta. Volver a la “normalidad” anterior (business as usual, comercializar como siempre) sería prolongar una situación que podría implicar nuestra propia destrucción”.
COMO UNA ALEGORIA DE LAS PLAGAS Y LA ACTUALIZACION DE LA TIERRA PROMETIDA
La misma imprevisibilidad y la virulencia veloz del Covid-19 exigió al mundo científicoa trabajar casi contra reloj, para lograr la reclamada y bienvenida vacuna para enfrentar una calamidad que amenaza a convertirse en destructora del Planeta, rememorando quizá metafóricamente, aquellas plagas de la remarca bíblica contra la población egipcia y supertinaz Faraón de aquel entonces.
Otros tiempos, otros alcances científicos, otros recursos tecnológicos, depuraron los plazos de la investigación, de las pruebas requeridas para lograr el preciado medicamento inmunológico y con ciertas reticencias lógicas del tema, comenzaron a llegar a distintos países y a la Argentina, trayendo aunque pausadamente, la ansiada vacuna.
El horizonte se ilumina. Destellos esperanzados avizoran un retorno a un mundo que temíamos perder. De todos modos, es imprescindible que una nueva mirada sobre la Tierra surja en las conciencias y las aspiraciones de la humanidad. Una necesaria y renovada previsión sobre nuestro Universo debe hacernos crecer una genuina sensatez sobre lo que somos y donde desarrollamos nuestras vidas. Todos somos la Naturaleza y esta palabra, en su significado más profundo, nos habla de un gran Nacimiento, permanente y hacia el futuro. Pero ese desarrollo es global, somos parte y también debemos aportar a su normal trascurso. El respeto y la colaboración deben ser mutua. Somos integrales con la Naturaleza. Tenemos que aprender a escuchar y comprender su lenguaje y su forma de relacionarse. La Naturaleza tiene sus gestos, sus signos, sus señales, sus manifestaciones.
AHORA, LA ESPERANZA DE LA VACUNA ARGENTINA
En estas instancias en que la llamada Segunda Ola del avance Covid se está tornando calamitosa y letal, en nuestro país la campaña vacunadora procura escalar en números de atendidos y al paso paulatino que le permite la entrega de dosis de parte de los laboratorios proveedores. En momentos así, desequilibrantes de toda actividad humana, donde cunden algunos desatinos y desacuerdos, un Laboratorio argentino está logrando la elaboración de una nueva vacuna sobre el Covid, concretándose como el fecundo y potencial provisor de ese esencial recurso sanitario.
Este Proyecto nacional representará indudablemente la mayor garantía ansiada, junto con los recaudos habituales establecidos, como el uso del barbijo, el aislamiento preventivo, el método de convivencia en burbujas y el control racional de la circulación social, como signos elocuentes de que estamos atravesando una ardua y complicada etapa para la salud de todo nuestro Planeta, y nos manifestará que despertamos también a la conciencia de que la tarea complementaria y solidaria de todos nos permitirá superarla airosamente y con el más eficiente de los éxitos como sociedad.
Esta noticia levantó muy alto la marca de nuestra esperanza. Nuestra voluntad comprensiva, solidaria y tenaz deben ser consecuentes con esta nueva luminosidad que debemos potenciar en nuestro ser y nuestro hacer: somos individuos y somos comunidad.