En honor a los profesionales policiales de Argentina todos los 19 de abril se celebra el Día Nacional del Policía, una jornada también llamada el Día del Obrero Policial.
Se trata de una fecha en la que se asentaron, en este mismo día del año 1947, las bases del actual Convenio Policial de Argentina.
De forma coincidiente con esta fecha, pero en el año 1983, se aprobó también el reglamento de dicha organización por lo que se trata de un día de celebración por partida doble.
En cualquier caso, la jornada tiene como objetivo agradecer su trabajo diario en las calles a todos los miembros de los cuerpos policiales de Argentina.
Se trata de un día en honor a estos profesionales, quienes protegen el país y a sus ciudadanos, incluso a veces con su vida, y que no siempre cuentan con el reconocimiento y el agradecimiento que su trabajo merece.
ORACIÓN DEL POLICÍA:
«Cuando patrulles la ciudad y sientas tuya y te engrandezca la misión de su custodia, aunque lejos de tu tierra y de los tuyos / Cuando veles por el sueño de los otros y les cubras con el manto de tu guardia / Cuando el eco de tus pasos en la noche, represente la paz en cada esquina, bajo el sereno control de tu mirada / Cuando el frío y el sol muerdan tu piel, sin que se mueva un músculo en tu cara / Cuando el miedo penetre en tus entrañas y se encuentre cara a cara con tu fe, sea esta cual sea / Cuando tengas la humildad de los valientes, para ordenar hacer lo que más cueste y los hombres te sigan por ti mismo, aunque vayas incluso hacia la muerte / Cuando impongas respeto y disciplina, con tu sola presencia ante quien sea / Cuando nadie juzgue tu conducta, porque no des lugar para que puedan, y el código de honor que guíe tus actos, marque el norte vital de tu existencia.
Cuando la mirada del hombre de otra raza, del pobre o del adicto no encuentren en tus ojos recelos ni reproches / Cuando en ese amanecer en que la noche se ha llevado a un compañero mires al Cielo agradecido a Dios por ver de nuevo el día, que en el llanto de huérfanos y viudas encuentres para luchar tu luz y guía / Cuando el surco caliente de una bala, rompa el espejo negro del silencio / Cuando florezca un clavel ensangrentado en tu pecho o en el del compañero y eleves al Señor una plegaria, sin rencor, ni queja, ni lamento / Cuando debas tirar y tu disparo sea sin odio y a la vez certero / Cuando aceptes morir solo en la calle, teniendo como mortaja el firmamento y aspires a formar junto a los otros, que hacen guardia entre los luceros / Cuando seas imparcial contigo mismo, sin creerte poseedor de las verdades.